Sentado bajo un toldo a rayas en la terraza de la sede santiaguina de la Fundación Konrad Adenauer, el representante para Chile de esa entidad alemana, Andreas Klein, cuenta con un brillo en los ojos sobre una gran novedad doméstica de estos días: la casona de Providencia donde la KAS funciona acaba de cambiar la vieja y contaminante calefacción a petróleo. A cambio, sus habitantes están inaugurando el uso de paneles solares en el techo. Es, dice Klein, un modo de aportar desde lo pequeño y lo cotidiano a los grandes cambios globales que el planeta necesita.
No está fácil convencerse del aporte que cada un@ puede hacer desde el micromundo. En 2015, cuando se firmó el Acuerdo de París, todos los países participantes -grandes y pequeños- se comprometieron a desarrollar acciones concretas, que aspiraban a contener el calentamiento global. Se soñaba desde las palabras con acercarse a niveles preindustriales.

A las puertas de una nueva Conferencia sobre el Cambio Climático -la COP26, que se hará en Glasgow entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre- ya sabemos que la cruda realidad amenaza igual que la mordedura de un perro bravo en los talones: Gaia, nuestra madre Tierra, se encamina, a causa de la actividad humana, hacia un calentamiento de 2,7 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, según indica un informe publicado el 17 de septiembre por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En la agenda de esta COP está la pregunta a 200 países sobre sus planes para reducir las emisiones para el año 2030 (ver recuadro).
Tres semanas antes de la COP, Santiago vivirá la quinta versión de la Semana del Clima, que cada año se convierte en la actividad más importante de la KAS en Chile. Esta vez se desarrollará entre el martes 5 y el viernes 8 de octubre y tiene como lema «Hacia una transición verde».
La quinta Semana del Clima se celebrará solo tres semanas antes de la COP26, que será en Glasgow y tiene en su agenda la pregunta a 200 países sobre sus planes para reducir las emisiones para 2030.
Andreas Klein dice: «Para nosotros es un evento grande, sobre un tema global y transversal. Nos afecta a todos. Lo organizamos para informar sobre el cambio climático y sobre cómo ese cambio está impactando en nuestra vida día a día, pero también para crear una plataforma de diálogo, en la que expertos discutan y muestren cómo mitigar y adaptarnos a los efectos».
Este año la Semana del Clima, que se vivirá en el Museo de Artes Visuales (MAVI, en José Victorino Lastarria 307, Santiago), será híbrida. Los efectos del Coronavirus impedirán grandes aforos. A cambio, permitirán ampliar público a través del Zoom (la inscripción es gratuita en el siguiente link) y contar con relatores de distintas partes del mundo. Entre ellos el ex ministro de Ambiente de Perú Manuel Pulgar; la climatóloga chilena Maisa Rojas; la académica de TU München Miranda Scheurs, y María Eugenia Rinaudo, coordinadora de sustentabilidad de la universidad FAN de Colombia.
La Semana del Clima ofrece una plataforma de diálogo, en la que expertos pueden discutir y mostrar cómo mitigar y adaptarse.
La Semana del Clima funciona en torno a grandes paraguas temáticos sobre los que se desarrollan paneles, charlas y debates. Este año uno de ellos es “Desafíos de la gobernabilidad ambiental” (viernes 8, desde las 9:00 horas), un tema que -sin duda- formará parte del debate político en Chile en los próximos meses. No solo de cara a la elección presidencial, que se realizará el 21 de noviembre, sino también porque el futuro medioambiental del país está dentro de los ejes de la Convención Constitucional, que comenzará el 18 de octubre a trabajar en la redacción de nuestra Constitución: «Para nosotros es relevante tener en cuenta la agenda nacional. Esta vez queremos preguntar a los tomadores de decisiones de futuro cuáles son sus planes para mitigar y formar parte de la lucha contra el cambio climático».
«El cambio climático no pasará en el futuro», dice Klein, «está pasando ahora». Y cita, por cierto, la falta de agua en este país, la sequía en California o el exceso de lluvia en su propio país: «Son efectos climáticos extremos. En Alemania siempre ha habido lluvias, pero este año tuvimos más de 150 muertos. Esto va a pasar más y más en los años que vienen. Tenemos que prepararnos para sus efectos».
Todos los años, uno de los grandes objetivos de este evento, explica Klein, es mostrar cómo los individuos sí podemos hacer algo frente a esta realidad. Por lo mismo, lamenta que esta vez -igual que pasó en 2020- a causa de la pandemia no será posible llevar adelante acciones en terreno: «Se puede y son cosas concretas. Hemos tenido actividades de reforestación e invitado a estudiantes de colegios a actividades de reciclaje. Es una manera de mostrar que sí se puede. Nuestra expectativa es crear conciencia. Mostrar que cada uno de nosotros, en su espacio, puede cambiar el mundo porque no siempre son los grandes pasos. También están los pequeños pasos de cada uno de nosotros, en nuestro día a día». Δ