La propuesta de norma que cambia el concepto y declara a Chile como un Estado Regional genera revuelo. Tras su aprobación, en el Pleno 4 de la Convención Constitucional, hay desde los aplausos que celebran la autonomía de las regiones hasta las críticas frontales de quienes consideran que este articulado esconde la idea de transformar a Chile un Estado Federal. No solo eso, el grupo Amarillos por Chile, que lidera el comunicador Cristián Warnken, anunció en Tele13 Radio que irá armando comisiones «con propuestas sobre las distintas presentaciones y votaciones que se hagan en el Pleno”.
Ya es un hecho, no obstante, que la propuesta de texto constitucional que proponga la CC llevará un artículo reconoce a este país como un “Estado Regional, plurinacional e intercultural conformado por entidades territoriales autónomas, en un marco de equidad y solidaridad entre todas ellas, preservando la unidad e integridad del Estado”.
«El Estado Regional surge como una respuesta híbrida, que responde a lógicas administrativas y, principalmente, a un desarrollo económico y de administración de recursos naturales».
Las inquietudes que rodean la propuesta tienen que ver con dos aspectos básicos: el nivel de autonomía que tendrán las regiones y la incidencia real del Estado Central en las decisiones locales. Si bien todavía falta para marcar esos límites, ya se puede asegurar -por ejemplo- que a nadie se le pedirán su cédula de identidad cuando viaje de una región a otra.
Carolina Parraguez Piña es abogada, magíster en Derecho Ambiental y directora de la fundación Aurora Cívica Ambiental. Fue candidata a la Convención por el distrito 10 en la Lista del Apruebo. Uno de los ejes de su programa era la soberanía y auto gestión de los territorios para enfrentar problemáticas comunes. Explica y comenta la historia republicana de Chile, los articulados más críticos y busca aclarar dudas sobre lo que realmente trata el documento.
-¿Es responsable esta propuesta?
«Hay que desmitificar y dejar de creer que Chile va a caer. Creo que esta propuesta tiene que ver con la honestidad del país. Somos diversos y habitan muchas naciones que han sido postergadas por el poder centralizado. Hay que recordar que esto no va a suceder en un mediano plazo, creer que esto va a ocurrir en 2023 y que Chile va a ser nuevo es falso. Es un proceso de transformación. Hay que ser pacientes. Es como pasar de ser oruga a mariposa. Van a existir situaciones que nos puedan alertar y va a parecer un proceso negativo. Pero es importante que ocurran para consolidarnos en un reconocimiento honesto como país».
-¿Cómo nos reconoce esta Forma de Estado?
«Es súper importante remitirnos a los antecedentes históricos para comprender cómo en Chile nos hemos ido entendiendo en nuestra Forma de Estado. Convengamos que antes de ser un país, previo a la independencia en 1818, por un tema de necesidad, nos tuvimos que entender como una república unitaria; es decir, formábamos parte de un poder central que era la Corona Española lejana, distante y sin relación alguna en lo cultural, ni en lo territorial y tampoco en lo económico».
«Creo que esta propuesta tiene que ver con la honestidad del país. Somos diversos y habitan muchas naciones que han sido postergadas por el poder centralizado».
-Si por un lado está el Estado Unitario y por otro, el Federal, ¿a cuál modelo se acerca más el Estado Regional?
En 1826, con las leyes federales, cambió la perspectiva y se propuso que Chile fuera un Estado Federal. Eso fracasó por una cuestión logística, económica, cultura y principalmente por una cuestión práctica. Seguimos heredando esta idea de un centro jerarquizado, con el centro a la cabeza y nos ha llevado a desmembrar, desarticular y a incluso ignorar territorios que no estén cerca del centro. Si bien vemos que hubo una intención de descentralización y desconcentración en la Constitución de 1980, no fue suficiente para entender la realidad y las necesidades de cada territorio».
«El Estado Regional surge como una respuesta híbrida, que responde a lógicas administrativas y, principalmente, a un desarrollo económico y de administración de recursos naturales. Esto es importante destacar, porque se aprobó la plurinacionalidad, la interculturalidad y la visión ecosistémica de cada territorio. Eso es algo que todas las Constituciones han ignorado por completo».
-¿Cuál es el efecto de que se le entreguen más atribuciones a los Gobernadores regionales?
«Los Gobernadores regionales no son una novedad como tal. Con las elecciones que se dieron por primera vez para el cargo y con lo que se aprobó en la CC esta posición se fortalece. Creo que es positivo, dado que propicia un mayor diálogo y comunicación desde los territorios, con un poder que permite respuestas más cercanas a las realidades. Un ejemplo: la problemática de acceso al agua que tienen en el norte es muy distinta a la que tienen en Valparaíso o la que hay en Ñuble. Estas localidades no tienen mucho que ver en cuanto a sus necesidades, porque cada ecosistema tiene una característica distinta del otro. Lo mismo pasa en salud o en educación».
«Hablar de federalismo, que es totalmente diferente a lo que se habla ahora. Hay un grupo de convencionales que dicen que el Estado Regional va a desmembrar al país, a mí no me parece».
-¿Y las atribuciones legislativas?
«Eso significaría hablar de federalismo, que es totalmente diferente a lo que se habla ahora. Hay un grupo de convencionales que dicen que el Estado Regional va a desmembrar al país, a mí no me parece. Esto va a fortalecer a los territorios frente a sus propias necesidades y requerimientos ciudadanos. Creer que aquí se van a dar nuevas leyes es erróneo. Lo que sí se va a dar es una mayor respuesta administrativa».
-Muchas veces hay problemas de centralismo dentro de las mismas regiones. Por ejemplo, en el valle del Aconcagua se generan ingresos que terminan gastándose en Valparaíso. ¿Cómo el Estado Regional puede aportar solucionar esos problemas?
«El nuevo articulado que se aprobó en el informe habla de solidaridad interregional. Si se ejecutan correctamente los recursos de Valparaíso y los del valle del Aconcagua se retribuyen dentro del territorio y hacia otros territorios. Ésa es la lógica que está detrás. Ojo que esto no es novedoso. La Cepal y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) vienen hablando del fortalecimiento territorial desde el siglo pasado. Además, la propuesta del cuidado ambiental y autonomía económica es una propuesta al desarrollo local. En mi opinión, al progreso».
«Esta forma de Estado Regional va a permitir, a través de mecanismos de participación ciudadana, mayor cercanía con las necesidades del territorio».
-Se pensaba que la descentralización pasaría en mayor medida por los alcaldes, ¿Por qué se fue el foco hacia los Gobernadores y no directamente al municipio?
«Pasa que los municipios son una micro unidad administrativa. El alcance es muy pequeño y hay labores administrativas más amplias y distintas a lo que puede llegar a hacer un municipio. Además, entregarle tantas atribuciones a un alcalde puede complicar la coordinación regional e interregional. Eso es lo interesante de esta propuesta: contamos con nuevos actores políticos que nos van a ir dando nuevos entendimientos de administración. Tenemos que empezar a entender que hay una necesidad de reconocimiento de estos nuevos actores y esta forma de Estado Regional va a permitir, a través de mecanismos de participación ciudadana, mayor cercanía con las necesidades del territorio que desde Santiago es prácticamente imposible llegar.
«Los municipios son una micro unidad administrativa. El alcance es muy pequeño y hay labores administrativas más amplias y distintas a lo que puede llegar a hacer un municipio».
-En la discusión del Estado Regional se ejemplificó mucho con el modelo de las constituciones de España y de Italia. ¿Son buenos ejemplos?
«Es imposible tomar de manera muy literal los modelos españoles, italianos o portugueses. Sobre todo porque pertenecen a procesos del siglo XX. En ese sentido, sí creo que son una gran fuente de inspiración, pero no tienen las respuestas para Chile como país del siglo XXI. Lo mismo pasa con los procesos constitucionales en Latinoamérica. A nivel constitucional, Chile es un país bastante atrasado. Por ejemplo, la Constitución mexicana de 1917 hace una mención directa a los Derechos Humanos, a la interculturalidad y el reconocimiento a las distintas naciones; Chile no lo ha hecho. Con esta propuesta nos integramos a una visión ecosistémica y cultural al resto del mundo. Además, Chile si está siendo consistente y novedoso con la paridad y la perspectiva de género. Δ