La Comisión de Armonización será el último órgano del proceso constituyente en conformarse, y para eso solo le quedan 45 días. El 17 de mayo, cuando los 154 miembros de la Convención Constituyente encaren su segunda salida territorial, esta vez en la Región de Antofagasta, se instalará el órgano que actuará como el último editor de la nueva propuesta constitucional. Su primera sesión será en la ciudad de Calama.
Hasta el momento, se han aprobado 161 normas, entre piezas completas e incompletas. Se espera que al final del proceso ese número se duplique. Tan gran cantidad de artículos pasará por la zona de armonización que, según el Reglamento General, tiene como principal función la de «velar por la concordancia y coherencia de las normas constitucionales aprobadas por el Pleno». El grupo de trabajo debe, además, «revisar deficiencias de técnica legislativa, omisiones y contradicciones de sintaxis y correcciones gramaticales, ortográficas y de estilo».
Solo 40 constituyentes podrán llegar a esta instancia. Deberán contar cada uno con cuatro patrocinios, a excepción de los escaños reservados, que necesitan tres firmas. Hay cupos para al menos siete de ellos. Otra de las reglas en la conformación es que no podrá haber un sexo que supere el 70% del total de la instancia.
Los constituyentes deberán contar cada uno con cuatro patrocinios, salvo los escaños reservados, que necesitan tres firmas. Otra reglas en la conformación es que en Armonización no podrá haber un sexo que supere el 70% del total.
Hasta el momento, este último filtro no contará con grandes atribuciones. Es, según se comenta, parte de lo que les ha quitado interés a los convencionales por esta instancia. Pero, por otro lado, el asunto de las atribuciones es también parte del debate: existe no sólo un elemento cuantitativo por la gran cantidad de artículos que se deberán revisar, sino que necesariamente también surgirá un elemento cualitativo, dada la irregular calidad con la que las comisiones están entregando material al Pleno.
Según el Artículo 77 letra c del Reglamento de la CC, «en ningún caso la Comisión de Armonización podrá alterar, modificar o reemplazar una norma constitucional aprobada». Su único objetivo es visibilizar contraindicaciones y problemas de coherencia del borrador constitucional, pero no añadir o modificar normas por su cuenta. Además, para este trabajo ya no se contará 45 días, como inicialmente estaba estipulado.
El profesor Rüdiger Wolfrum, del Instituto Max Planck, explica que la Armonización es un instancia relativamente nueva y «muy compleja de realizar, donde no existe tanta referencia para guiar las líneas de este proceso».
El 25 de marzo, la CC aprobó un reajuste a su cronograma, obligada por el volumen de normas e indicaciones que cada comisión ha tenido que revisar. Un ejemplo: hoy Medio Ambiente tenía el deber de empezar a debatir y votar hasta total despacho 1.109 indicaciones sobre bienes naturales y modelo económico. Al final la sesión fue suspendida y reagendada, porque el comparado era demasiado largo y tenía errores. Otra arista no anticipada es el amplio rechazo que algunos informes han tenido en el Pleno, en el camino por encontrar los anhelados 2/3 del quórum. Este intenso flujo redujo el tiempo de trabajo de Armonización a 32 días, por lo que se espera que cierre su trabajo evaluador el 9 de junio, para que el lunes 13 presente el informe ante el Pleno. Desde ahí, las y los convencionales podrán presentar indicaciones entre el 14 y 18 de junio.
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Las escasas atribuciones de esta comisión han sido área de críticas desde el comienzo. Durante la creación del Reglamento, Vamos por Chile propuso que este órgano funcionara de forma paralela durante todo el trabajo de la Convención para evitar que los temas se repitieran o hubiera contracciones entre comisiones. Se aprobó en cambio la existencia de enlaces transversales, cargo que ocupan dos convencionales por comisión: se reúnen una vez al mes para presentar las temáticas de cada área y tratar de evitar incongruencias.
La mala noticia es que estos cargos, según comentan asesores y convencionales, no están funcionando como se esperaba. La vorágine laboral de la Constituyente no ha permitido que sus integrantes puedan tener una visión general de las normas, sino que se están enfocando sólo en cada uno de sus grupos temáticos. Así, mientras se acerca la fecha de término para la aprobación total de los artículos, la Comisión de Armonización surge como una instancia para hacer los cambios, creen algunos sectores, serán necesarios para entregar un buen documento: el escaso tiempo, estiman, no permitirá otra cosa.
La vicepresidenta Amaya Álvez demostró su interés en participar desde el principio y asegura que su colectivo ya le solicitó que se integre a la instancia. El socialista Carlos Calvo ya está buscando patrocinios. Por la derecha suenan Marcela Cubillos y Rodrigo Álvarez.
Las opiniones sobre las responsabilidades de Armonización se contradicen y no responden necesariamente a lógicas políticas. La idea es evitar que esta instancia cambie el sentido que un texto que todo el Pleno ha estado construyendo votación a votación durante estos meses.
Algunos escaños reservados consideran, no obstante, que sería beneficioso que tuviera más facultades, aunque no refundacionales, para que el proyecto constitucional tenga una lógica común. Otra corriente de convencionales indicó ya en la discusión inicial que Armonización no debe convertirse en una instancia que entregue poderes excesivos a sólo 40 convencionales. Hay también convencionales son reacios a cualquier tipo de cambio en cualquier aspecto, sobre todo después de que lo que contiene el borrador ya fue aprobado por el Pleno. Por ahora, el debate no está cerrado.
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Los convencionales están derechamente en una etapa crítica, construyendo acuerdos y formulando los informes para votar en el plenario, a sólo 3 meses de que deban entregar el borrador constituyente al presidente Gabriel Boric. Mientras, ya hay campañas externas para que Armonización tenga más poder.
Hace una semana, la exsenadora DC Carolina Goic; el economista y expresidente de BancoEstado, Guillermo Larraín, y la exjefa de la campaña presidencial de Ignacio Briones, Javiera Parada, lanzaron una propuesta que busca que Armonización tenga las facultades para modificar y mejorar el texto.

“Una que nos una” es el nombre que le dieron a esta iniciativa. La idea es «consensuar un texto constitucional que pueda ser aprobado por una amplia mayoría en el plebiscito de salida». El escenario de esta propuesta no es alentador para la CC: una serie de encuestas presentadas durante el primer fin de semana de abril mostraron una gran baja en la valoración de la ciudadanía frente al apruebo para el plebiscito de salida. A eso se sumó un duro llamado del presidente Boric el martes 5, a buscar acuerdos amplios y a tener responsabilidad.
Con este contexto, la Armonización surge para algunos observadores como el comodín que podría arreglar lo que hoy no tiene consenso. Los impulsores de la campaña afirman que esa comisión representa una «inigualable oportunidad para mejorar aquellos aspectos del texto que generan profunda división y no unión».
Algunos escaños reservados consideran que sería beneficioso que Armonización tuviera más facultades, aunque no refundacionales, para que el proyecto constitucional tenga una lógica común. Otra corriente está en contra de dar poderes excesivos a sólo 40 convencionales.
Lo cierto, sin embargo, es que para generar cambios en las responsabilidades de Armonización se debe pasar sí o sí por una modificación reglamentaria que sea aprobada por el Pleno con su quórum supra mayoritario de 2/3. Por ahora, lo que ya hay son adelantos en cuanto quiénes serían las fichas de cada sector para integrar la comisión.
Los abogados constitucionalistas están al inicio de la lista, aunque se infiere que es necesario ver primero el texto terminado para conocer cuál sería el enfoque que necesitaría corrección técnica, de género, enfocada en los movimientos sociales o simplemente en la edición.
Entre el Frente Amplio y el Colectivo Socialista podrán incluir ocho convencionales, si cada grupo vota por alguien de su colectivo. La vicepresidenta Amaya Álvez demostró su interés en participar desde el principio y asegura que su colectivo ya le solicitó que se integre a la instancia. Ha sido una de las convencionales más interesadas en este órgano. Fue ella quien coordinó las actividades de colaboración que el Instituto Max Planck ha realizado esta semana con la Convención: ayer hubo un taller de Armonización para constituyentes y asesores. Hoy fue el turno de un taller sobre constitución y normas aprobadas para periodistas acreditados.

Estas actividades forman parte de un acuerdo que se firmó en noviembre del año entre la CC y el Instituto Max Planck, para asistencia técnica enfocada en derecho comparado. Respecto del trabajo de Armonización, el profesor Rüdiger Wolfrum afirmó que es un instancia relativamente nueva y «muy compleja de realizar, donde no existe tanta referencia para guiar las líneas de este proceso». Wolfrum es director del Instituto y dio una recomendación: «Esperar a que todas las partes estén listas, como los derechos sociales y humanos», para tener una perspectiva clara de los quehaceres de la comisión.
Junto con Álvez, que es número puesto en Armonización, en el Frente Amplio consideran que entre los más idóneos para formar parte están Constanza Schonhaut, Fernando Atria y Jaime Bassa. Para contribuir a los aspectos editoriales del texto también suena Yarela Gómez, que profesora de lenguaje y ha manifestado la importancia de ofrecer claridad que el texto frente a la ciudadanía.
Para los socialistas la cancha no está tan distribuida, pero suenan los nombres de Claudio Gómez, Tomás Laibe y Ricardo Montero. El socialista Carlos Calvo ya está buscando patrocinios. En los escaños reservados, de los siete cupos que poseen, hay varios nombres en la lista. Félix Galleguillos (atacameño) es uno: está en campaña por encontrar apoyos. Las otras figuras que suenan son Tiare Aguilera (rapa nui), Isabella Mamani (aymara), Adolfo Millabur (mapuche), Natividad Llanquileo (mapuche) y Rosa Catrileo (mapuche).
Los nueve integrantes que la derecha podría incluir no están del todo claros. Marcela Cubillos (UDI) y Hernán Larraín (Evopoli) han sido los más nombrados. Rodrigo Álvarez, Constanza Hube y Rocío Cantuarias se presentan como posibles cartas. Del bloque de independientes ya está buscando patrocinios la convencional Tammy Pustilnick, de Independientes No Neutrales. Δ