Todavía es antemeridiano en este día lunes 21 de febrero en Chile y la futura ministra del Interior, Izkia Siches, comienza un punto de prensa en La Moneda. Esta vez, saluda en mapudungun y dice “mari mari kom pu che”, que en español significa “saludos a todos”. La doctora y ex presidenta del Colegio Médico de Chile transforma así un guiño en un gesto importante porque emplea la lengua del pueblo Mapuche para celebrar el Día Internacional de la Lengua Materna. Su gesto, sin embargo, no es casual. Siches ha puesto en práctica lo que aprendió apenas un poquito antes en el exCongreso.
La expresidenta de la Convención, Elisa Loncon (pueblo Mapuche) que es lingüista e impulsora del proyecto de Ley de General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Originarios, hizo una invitación a primera hora de esta mañana.
En las fábulas mapuche, nos dijo la profesora Loncon, la bandurria siempre personifica a una machi o a una curandera; el tiuque es quien le pide agua a la Pachamama, y el queltehue o treile suele burlarse de los varones.
Era tan temprano que -lo confieso- no alcancé a llegar en presencial a su curso introductorio al mapudungun, que partió en el hemiciclo del ex Congreso a las 8:00 de la mañana. Hoy lunes, hasta las 9:00, antes de retomar el tráfago constituyente, la sala de los 21 Plenos de la CC se convirtió en una sala de clases y yo estuve ahí (asumámoslo: de modo telemático).
La profesora era Loncon y entre sus egregios estudiantes se vio a Benito Baranda, a Giovanna Roa, a Beatriz Sánchez, a la futura primera dama Irina Karamanos -que como yo asistió por Zoom- y a la misma doctora Siches, que -como se ve- recogió de inmediato lo aprendido para aplicarlo en la propia casa de Gobierno.
La dinámica de la clase fue simple. Había que repetir lo que la profesora Loncon iba pronunciando. En seguida, la ex presidenta explicaba de qué trataba el canto. Una vez dominada la pronunciación, Loncon entonaba la melodía y la clase repetía en conjunto (y en coro) la letra.
La de hoy fue una clase introductoria que pretendía acercar a cualquier persona al idioma del pueblo Mapuche y a la cosmovisión que en él está contenida. Primero se nos enseñó a presentarnos: “Inche Beatriz pigney”, dijo la convencional del Frente Amplio. Y como ella así mismo lo fueron haciendo sus demás pares, uno por uno. Luego se entregaron guías con distintos cantos infantiles en mapudungun: eran extractos de fábulas, pequeños cantos de aves que imitaban onomatopéyicamente el de un ave particular y que tienen un significado en ese idioma.
La dinámica de la clase fue simple. Había que repetir lo que la profesora Loncon iba pronunciando. En seguida, la ex presidenta explicaba de qué trataba el canto. Una vez dominada la pronunciación, Loncon entonaba la melodía y la clase repetía en conjunto (y en coro) la letra.
Estos relatos explicativos y evocativos provienen de los recuerdos de niñez de Elisa Loncon. A los niños sus abuelas se los iban enseñando mientras hacían una tarea específica. Los niños cantaban mientras marcaban el ritmo con los pies y molían trigo.
¿Parecían los convencionales un grupo de infantes siguiendo atentos a la señorita profesora? Probablemente sí. Se veían bastante encantadores intentando con un idioma que se habla en este país desde antes que el español y que la mayoría de nosotros sencillamente desconoce.
Aprendimos esta mañana, por ejemplo, que en la cosmovisión mapuche cada ave cumple una función particular con su canto. Es a través del canto que las aves ejercen su acción en el mundo. Las aves les permiten con su canto a los mapuche explicarles a los jóvenes la conexión con la Naturaleza. En las fábulas mapuche, nos dijo la profesora Loncon, la bandurria siempre personifica a una machi o a una curandera; el tiuque es quien le pide agua a la Pachamama, y el queltehue o treile suele burlarse de los varones.
Estos relatos explicativos y evocativos provienen de los recuerdos de niñez de Elisa Loncon. A los niños sus abuelas se los iban enseñando mientras hacían una tarea específica. Los niños cantaban mientras marcaban el ritmo con los pies y molían trigo.
Este ejercicio propuesta por la ex presidenta no pretendía que los asistentes salieramos de ahí conociendo el sistema lingüístico, faltaría más. El propósito era que nos diéramos cuenta de una cosa que es evidente (aunque no nos demos cuenta): el mapudungun, como las otras lenguas que existen en Chile, están presentes en nuestro día a día. Y no necesariamente en las palabras que heredamos, pero sí cuando escuchamos a un queltehue o a un tiuque o a una bandurria. Ahí están los fonemas del mapudugun, al oír lo que dice el canto de las aves. Δ