Durante los últimos meses ha surgido una serie de temas que merecen ser incluidos en el currículum escolar que -espero- sea debatido y renovado después de la aprobación de la nueva Constitución. Educación para una comprensión real de los Derechos Humanos, por ejemplo. O tener una Educación Cívica integral. O incluir la historia de los afrodescendientes chilenos y hacer una profundización real sobre los pueblos originarios.

Elegirlos (o no) como contenidos educacionales es sin duda un asunto debatible. Y creer que sí hay que incluirlos es sólo una opinión: la mía, que este fin de semana sumó un nuevo ítem en su lista. Una historia, que llevada al formato audiovisual, merece ser conocida por los y las estudiantes de nuestro país: la serie documental “Colonia Dignidad, una secta alemana en Chile”, que acaba de ser estrenada por la plataforma internacional de streaming Netflix.
Hasta ahora no he visto -y creo que no existe- un registro más acabado del mal, del abuso de poder y de las influencias, de los crímenes cometidos por el predicador luterano alemán Paul Schäfer en ese pequeño Estado dentro del Estado chileno, que en el año 1961 logró instalar en la provincia de Linares (Región del Maule).
Es impresionante ver la relación entre el relato que hacen víctimas, colonos y colaboradores de la Colonia con las imágenes que se han recuperado para esta serie de 6 episodios. Son registros audiovisuales que para la mayoría no existían y que sitúan de manera escalofriante la secta establecida por Schäfer: el contraste entre el verde de los prados y los trajes típicos venidos de Alemania, con la precariedad de los habitantes chilenos de la zona y con la propia realidad íntima de esos hombres y mujeres inmigrantes, quienes eran obligados -entre muchas otras formas de tortura- a dormir sin moverse para evitar la masturbación. Servían como modelos humanos de un ideal de virtud impuesto desde la más profunda descomposición humana.
Es impresionante ver la relación entre el relato que hacen víctimas, colonos y colaboradores de la Colonia, que servían como modelos humanos de un ideal de virtud impuesto desde la más profunda descomposición humana.
Este tipo de relato documental en capítulos es habitual en las plataformas de streaming. Son historias reales que -aunque conocidas- logran generar tensión, espanto y emoción. Dentro de ese formato, hay un subgénero para las sectas y cultos. En el mismo Netflix se puede ver “Wild, Wild Country” (2018), una estupenda serie de cuatro capítulos sobre el polémico líder espiritual indio Bhagwan Shree Rajneesh (1931-1990), mejor conocido como Osho.
En el caso de “Colonia Dignidad…”, la narración cronológica tiene un correlato con el despliegue criminal de Schäfer. Desde sus inicios como pederasta en Alemania, su viaje por distintos países hasta llegar a Chile y el establecimiento de su reinado sin contrapesos, con las autoridades locales no solamente como cómplices sino como beneficiarias de las atrocidades cometidas.
La narración cronológica tiene un correlato con el despliegue criminal de Schäfer. Desde sus inicios como pederasta en Alemania y su viaje por distintos países hasta llegar a Chile a establecer de su reinado.
Hay dos chilenos que destacan en el documental. Uno de ellos es Salo Luna, un sobreviviente conocido por su escape desesperado del recinto o “el enclave alemán” como le llamaba la prensa en los años 90 del siglo XX. Luna fue caricaturizado durante años por su aspecto y personalidad. Realiza aquí un notable relato, que mezcla la vivencia personal con el testimonio de la época en que la zona era dominada por la Colonia Dignidad. Abarca las circunstancias históricas, las consecuencias familiares de esas condiciones de vida y evidencia las estrategias de Schäfer para mantener atada a la población cercana. Por ejemplo, el ofrecimiento de acceso a una salud de calidad que de otra manera no habrían podido alcanzar.
Salo Luna, un sobreviviente conocido por su escape desesperado del recinto o “el enclave alemán” como le llamaba la prensa en los años 90 del siglo XX.
La presencia del realizador, documentalista, productor y guionista Cristián Leighton es otro punto alto de «Colonia…». Leighton es el documentalista que por años logró llevar este género nada de fácil a la televisión abierta chilena. Suyos son programas como “Los Patiperros” y “Santiago no es Chile”.
El sello reflexivo y la manera en que logra vincular a “esta secta alemana” con el pueblo circundante -los huasos de sombrero- tiene la misión de hacernos reflexionar y actuar: es cierto que la Colonia Dignidad la formaron alemanes, pero también lo es que se desarrolló a vista y paciencia de las autoridades chilenas. No fue un pueblo perdido en medio de territorio ignotos o recónditos, fue -y es- parte de nuestra historia. Y eso, aunque duela, aunque cueste, aunque no se quiera, debemos aprenderlo y tratar de comprenderlo. Δ