Por Philipp Altmann (*)
«El Buen Vivir (o Sumak Kawsay) fue introducido en la Constitución ecuatoriana del 2008 y se convirtió en un elemento rector de la política pública hasta alrededor del 2015. Con la presidencia de Lenin Moreno en 2017, el concepto desaparece del discurso estatal. Hay una serie de avances relacionados con esta experiencia en el Ecuador, especialmente, en cuanto a los derechos de las nacionalidades indígenas y a la protección ambiental.
¿QUÉ ES EL «BUEN VIVIR»?
Es una práctica viva de creencias y virtudes que se comparten de generación en generación y es, por antonomasia, un modo de vida que se contrapone al liberalismo occidental y, por ende, se aplica a cada pueblo originario según su cosmovisión particular.
Aun así, es la historia de un malentendido: Estado Nación occidental y Sumak Kawsay no son, sin más, compatibles. El Buen Vivir no se deja imponer por decreto constitucional.
El Sumak Kawsay fue desarrollado en el marco del movimiento indígena y, especialmente, en la provincia amazónica de Pastaza. Es un concepto político que conecta elementos centrales de la cosmovisión de diferentes pueblos y nacionalidades indígenas con propuestas de organización de la vida social. Se basa en la demanda de autonomía territorial en el contexto de un Estado plurinacional y una sociedad intercultural. Radicaliza estos conceptos y les da un fundamento que rompe con los propuestos eurocéntricos de la política.

En esta perspectiva, Estado y sociedad tendrían que ser reformados de tal manera que permitan amplios grados de autoridad comunal y regional sin romper con la unidad nacional. Eso es lo que permite una relación armónica entre naturaleza, individuo y comunidad. Es justo por esto que no se dejó integrar de forma fructífera el Buen Vivir en el aparato estatal en el Ecuador.
Pero el Sumak Kawsay no es tan radicalmente diferente que no se pueda incluir en la estructura estatal. Romper con el exotismo debe ser el primer paso de cualquier reflexión decolonial. El Sumak Kawsay es un concepto del movimiento indígena ecuatoriano (y, con otros matices, de intelectuales indígenas bolivianos), pero es, en tanto concepto político, una propuesta para la sociedad en su integridad. No se trata de derechos indígenas, se trata de repensar nuestro convivir. Y para ello, es necesario interculturalidad, plurinacionalidad, Buen Vivir. Todos vivimos en territorios, aunque no tengamos nociones espirituales hacia ellos.
Todos vivimos en comunidades, aunque sean accidentales y no de herencia. Se trata de revalorar eso y de construir al Estado y a la sociedad desde abajo hacia arriba, para que podamos convivir en un mundo que parte del manejo local y cotidiano de la vida y adapte la política nacional e internacional a las necesidades que emanan de esa localidad radical». Δ
(*) Philipp Altmann es sociólogo de la Freie Universität de Berlin y profesor titular de Teoría Sociológica en la Universidad Central del Ecuador