El mirador Pablo Neruda es un hermoso espacio del Parque Metropolitano. Cumbre del cerro Los Gemelos, que mira al oriente de Santiago. Ahí -un lugar elegido «entre la ciudad y la naturaleza», como declaraban sus organizadores- se realizó esta noche del jueves 1 de septiembre el acto de cierre de la campaña Casa Ciudadana por el rechazo a la propuesta constitucional. La cita era a las 18:00 horas, pero recién cerca de las 19:00 comenzaron las intervenciones de los anfitriones, liderados por Claudio Salinas, vocero del movimiento y concejal por Buin en el pacto Chile Vamos.
Los cerca de 400 asistentes llegaron al mirador trasladados en minibuses provistos por la organización. Subían por la entrada Pedro de Valdivia. Al ingresar, cada persona recibía una bandera chilena y también podía retirar un ejemplar del libro «Leer antes de votar» de la ex convencional UDI Marcela Cubillos, aunque durante el acto se insistió en el carácter ciudadano, sin presencia de partidos políticos y, a cambio, con menciones a organizaciones agrupadas por el rechazo, como «Yo elijo mi escuela», «Profesores por Chile», «Mujeres por el rechazo» o «Educación libre y diversa», entre otras.

Desde el inicio, uno de los ejes del relato fue el emblema patrio. Antes del comienzo formal del evento, un grupo de adherentes trataba infructuosamente de estirar una bandera en la ladera del cerro, detrás del escenario. El gran tamaño de la llamada «bandera viajera» y los arbustos espinosos y florecidos de amarillo hacían imposible la tarea. Finalmente, se logró una instalación más bien precaria, que se mostró a los asistentes por la pantalla gigante instalada.
Ya en plena actividad, los anfitriones pedían agitar banderas, cantar la tonada «Mi banderita chilena», animaban a la gente gritando «Dónde están los que aman la bandera» o daban la palabra al público para un ceacheí encabezado por «atención los patriotas». En ese contexto y jugando distintos roles se veía a Juan Francisco Mackenna, abogado especializado en minería, socio del estudio Carey y líder de La Coordinadora, la organización convocante. Mackenna se fijaba en los detalles: la mesa con café y galletas instalada en uno de los costados, la ubicación de la prensa y el despliegue de los asistentes, a quienes llamaba micrófono en mano para pedir que avanzaran o ocuparan los escaños disponibles arriba del escenario. También aseguró que estar en el anfiteatro Pablo Neruda no era casual, pues el poeta «escribió versos por amor a Chile», que es -explicó- uno de los motores de su grupo.
Mientras avanzaba la hora, los organizadores/animadores pedían dejar atrás la música ambiente de consulta médica y poner temas para calentar el ambiente, en una noche que comenzaba a ser fría y brumosa, pese a las estufas de exterior instaladas. Sonó «Despechada» de Rosalía, sin importar que el domingo 28 de agosto el show de la cantante en Santiago haya estado plagado de gritos por el apruebo. Se repitió también, al estilo de los estelares televisivo de los años 90, el «Chileno de corazón», un tema del grupo Mala Junta, que se hizo famoso para el mundial de Francia 1998.
Cerca de las 19:30 el ritmo de entrada de los asistentes ya era menor, y las graderías estaban ocupadas. Meticulosamente los organizadores pedían al público aplaudir, mover banderas o guardar silencio. Todo para aparecer de la mejor manera en el punto de prensa, con las cámaras de la TV apuntándolos.

Espontáneamente surgían consignas como «Sin romper, sin quemar, el rechazo va a ganar» y discursos que se referían a rechazar porque «es un mal proyecto» y a no aprobar porque «los ciudadanos en la Convención no fueron escuchados». También hubo referencias al acto del apruebo, que se realizaba a la misma hora en la Alameda con Santa Rosa: «No tenemos 50 bandas pagadas», decían desde el escenario, aunque la organización del apruebo ha declarado que los grupos de ese encuentro no cobraron. Además se oyó: «¿Cuánta plata se habrá gastado el gobier… el apruebo en el acto?». Minutos antes, Tiare Cáceres, vocera de la Casa Ciudadana por el rechazo, había declarado que «en Chile la realidad no está para desperdiciar el dinero en cierres de campaña tan costosos como son los del apruebo».
Claudio Salinas fue aún más explícito: «En el apruebo tenemos una campaña millonaria, que ha estado financiada por el gobierno, acá están solamente los ciudadanos y por el otro lado tenemos a los políticos de izquierda con campañas millonarias». Los datos del Servel contradicen esa afirmación. Contabilizando el total de aportes, el rechazo tuvo $1.554 millones más de aportes que la otra opción. A lo largo de la campaña, recibió $2.109.715.603 frente a los $555.604.958 del apruebo .
En contraste con el evento en la Alameda, que se extendió hasta pasadas las 23:00 horas, muy cerca del plazo límite para el fin de las campañas, que estaba fijado para la medianoche, el rechazo concluyó su acto antes de las 22:00 horas. Ya cerca del final, el anuncio en el mirador Pablo Neruda pretendía generar expectativa: «Que esto se venga abajo, que todos bailemos, movamos nuestras banderas». Fue la introducción para presentar a un doble de Juan Gabriel. Δ