«No venía ni preparada para que todo terminara hoy», afirmó ayer 28 de junio la convencional mapuche Elisa del Carmen Loncon Antileo (59), tras el rápido trámite del último Pleno deliberativo -el N°110- de la Convención Constitucional. Loncon, la ex presidenta Loncon, estaba de pie en su puesto usual, al centro del hemiciclo, y esperaba como muchos de sus compañeros que las votaciones del informe de la Comisión de Armonización duraran tres días, cuando vio que de pronto todo había terminado. Loncon iba vestida con una blusa larga de color verde esmeralda, a juego con sus botas. No tenía en el cuello su trapelacucha, el adorno que usan las mujeres mapuches, ni el cintillo plateado en el pelo. La vestimenta originaria que empleó durante toda su etapa como líder de la Mesa se había quedado en la casa.
Poco después, en un hemiciclo atestado de convencionales y de asesores celebrando el fin de una era, a Loncon empezaron a abordarla otros convencionales y también periodistas. La esperaban para felicitarla o para hacerle consultas.
Entre el tumulto, la doctora en lingüística miraba los techos altos de la gran sala redonda para ordenar sus pensamientos y ponerlos en palabras. En su característico tono pausado y rotundo se la oyó decir: «Los logros son importantes porque los sueños de la población, de los pueblos, de las regiones, de las mujeres, están presentes en la propuesta de Constitución. Eso me da mucha satisfacción y espero que las malas energías se retiren para que avance la verdad».

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La hoja de vida académica de Elisa Loncon da cuenta de cinco títulos universitarios. Obtuvo primero el título de profesora de inglés en la Universidad de la Frontera. Después hizo cursos de postítulo, en el Instituto de Estudios Sociales de la Haya en Holanda y en la Universidad de Regina en Canadá. Más tarde realizó un magíster en lingüística en Iztapalapa UAM-I (México) y luego volvió a Holanda, para realizar un PhD en Humanidades de la Universidad de Leiden. Finalmente, obtuvo un doctorado en literatura por la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Loncon nació el 23 de enero de 1963, en una pequeña comunidad de Traiguén, llamada Lefweluan, a 55 kilómetros de la ciudad sureña de Temuco. Es del signo acuario. Su casa de infancia era una ruca con piso de tierra. Creció en una familia de siete hermanos. Su madre, Margarita Antileo, sólo llegó hasta 3° básico. Su padre, Juan Huaiquimil, no fue al colegio.
Mientras ella ocupaba cada hora de sus días en presidir la Convención Constituyente, el 12 de agosto del 2021 le comunicaron el fallecimiento de su madre en el sur. Justo antes había hablado sobre ella en televisión: «Es una persona libre. Frente a un padre que tenía su mundo, mi mamá hizo el suyo. La mamá era como más responsable y ordenada, era quien aterrizaba a la familia. Fue a la escuela por tres años, aprendió a leer y escribir. Ella nos enseñó a leer y escribir. Mi mami está muy contenta».

Su rol como activista por los derechos de los pueblos indígenas y la reivindicación del mapudungun la convirtieron en una mujer reconocida en el mundo académico y entre las comunidades mapuches. Esa presencia le consiguió los 11.714 votos para ser parte de la CC como escaño reservado, representando al pueblo mapuche. Sus apoyos los obtuvo dentro del distrito indígena que comprende las regiones de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins y el Maule.
Pocos días antes de la inauguración de la Convención, celebrada el pasado 4 de julio del 2021, el nombre de Loncon comenzó circular. La ciudadanía la conoció como la candidata mejor posicionada para conseguir el cargo de presidenta. En la segunda vuelta de votaciones, se hizo del puesto con 96 preferencias. Dejó atrás a Isabel Godoy (colla), a Patricia Politzer (INN) y al candidato de Chile Vamos, Harry Jurgensen.
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Algunos días antes del último Pleno Elisa Loncon conversó con esta periodista, instalada en una de las bancas de los jardines del ex Congreso. Esa tarde sí vestía sus ropas originarias, aunque sin el chamal (la capa), porque el sol de invierno era abrigo suficiente.
Al pedirle que recordara el discurso que dio hace casi un año en ese mismo patio, al asumir la presidencia, entrecerró los ojos y miró el punto físico donde todo pasó: «Fue muy impactante, porque empezaron a votar y empezó a salir mi nombre. Cuando me escogieron como candidata por los escaños mapuches, lo comunicamos a la ciudadanía y el Frente Amplio nos apoyó, a cambio de que nosotros hiciéramos lo mismo con Jaime Bassa (FA). Ese fue nuestro primer acuerdo político. Se había dado el nombre de los candidatos. Ya sabíamos quienes iban a votar por nosotros. Pero no teníamos la certeza».
Sobre su postulación a la presidencia de la Convención: «Yo dije que podía, siempre y cuando la machi estuviera de acuerdo con mi candidatura».
Loncon recuerda que había una campaña en su contra: «Decía que yo estaba involucrada con el PPD, porque mi hermano era secretario de asuntos indígenas del partido. Fue muy feo», dice. Y agrega: «Me acuerdo de que empezaron a contar los votos. Estaban los periodistas en una parte y todos me tomaban fotos. No entendía por qué, no quería asumir tal vez que iba a ser así. El tema es que a mí me hicieron el discurso con anticipación y lo olvidé. Entonces, cuando vi que estaba ganando empecé a hilvanar las ideas y así lo hice de manera espontánea. Es un discurso que recoge todo lo que he escuchado de lucha. Tanto en el estallido, de las mujeres, de los jóvenes, de las luchas indígenas».

-¿Cómo se gestó su candidatura a presidenta desde los escaños mapuches?
«Fue un momento colectivo de los convencionales del pueblo. Veníamos de un estallido social que fue producto de la crisis de la democracia participativa. Nadie creía en los partidos, en los parlamentarios, por eso es que la gente salió a marchar y esas marchas se hicieron con la bandera mapuche. Entonces hubo un reconocimiento tácito, espontáneo, de la lucha mapuche como la bandera de la resistencia, como la autenticidad de la resistencia. La gente se vio en la historia mapuche, entonces instaló que la presidenta tenía que ser mujer y de pueblos originarios».
Loncon cuenta que se juntó con Rosa Catrileo y Natividad Llanquileo, las otras constituyentes mapuche, para definir quién iba a postular a la presidencia. No consideraron a la machi Francisca Linconao, porque les había expresado que no quería el puesto: «Yo dije que podía, siempre y cuando la machi estuviera de acuerdo con mi candidatura. Ella no estaba en la reunión, en Temuco. Tuvimos que irnos a su comunidad a tomar su parecer. Ella votó por mí. Antes de irnos hicimos un acuerdo: quien sea que fuera electo tendría el apoyo de todos los escaños mapuches. Llegamos a la definición de que yo sería la candidata con votos de Rosa, de Adolfo Millabur, de la machi y el mío. Natividad votó por ella misma y tuvo el apoyo de Alexis Caiguan y de Victorino Antilef».
«Sentí que al PC le interesaba tener a los cercanos de Natividad (Llanquileo) y de Isabel Godoy, quienes se fueron por la postura más comunista. Sentí que fuimos divididos por el Partido Comunista».
-En esa elección los demás escaños reservados no estaba con su candidatura. Esperaban a alguien que tuviera unanimidad. Llanquileo no votó por usted. ¿Por qué?
«Como pueblo mapuche tenemos protocolos. Uno es que como pueblo podemos tomar acuerdos sin pedirle consentimiento a nadie. Siempre hay alguien que rompe el protocolo y Natividad lo rompió (se ríe). Tenía otros intereses. Después sentí que al PC le interesaba tener a los cercanos de Natividad y de Isabel Godoy, quienes se fueron por la postura más comunista. Sentí que fuimos divididos por el Partido Comunista».
-Con el tiempo se estableció una suerte de quiebre y se formaron dos duplas: Loncon-Catrileo y machi Linconao-Llanquileo. ¿Se debió a diferencias políticas?
«No todos podemos estar siempre de acuerdo. Yo creo que todo lo que instalamos lo hicimos como escaños. Si no hubiera sido así, no lo hubiéramos logrado. Con toda la diferencia que uno ve entre los otros sectores, entre comunistas, socialistas o frenteamplistas, nosotros al final de cuentas logramos instalar con votaciones de todos los escaños lo que quedó en el borrador, y eso es lo más importante. Los acuerdos cuestan y uno puede tener una posición muy distinta del otro, pero llegó un momento en que teníamos que considerar y definir un camino común y lo hicimos».
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-¿Cómo vivió la temporada en la Mesa Directiva junto a Jaime Bassa como vicepresidente?
«Fue positiva, complementaria, horizontal, de confianza, de apoyo mutuo. Fue un compañero con el que no competimos. Nos supimos respetar y fue estratégico para instalar el proceso en la primera etapa. Fuimos una dupla que tenía el potencial para avanzar, pero tomamos la decisión de hacer la rotación de cargos y así se hizo».
– ¿Queda conforme con lo conseguido en este proceso? ¿O tuvo que dejar de lado algunas normas?
«Me siento satisfecha y contenta. Me gustaría que la sociedad chilena en su conjunto sintiera la misma satisfacción y alegría. Como sociedad fuimos capaces de resolver una crisis que tenía un carácter muy complejo y que podría haber significado lamentar muchas vidas, porque no había en ese momento un camino para resolver el conflicto. Instalamos la CC y fue un proceso democrático, porque cada convencional fue elegido democráticamente para venir a representar los intereses de un sector de la población. Nos dieron un tiempo muy acotado para lograr la nueva Constitución. Pero cumplimos con el tiempo y logramos instalar los derechos sociales que nos demandó la población. Por supuesto que no todo está contenido, pero la mayoría de las demandas sociales están en la propuesta de nueva Constitución».
«Hay que hablar con la verdad, y el documento la tiene. Ahora vamos a buscar los tiempos para hablar a la ciudadanía e informar. No nos habíamos dado tiempo hasta ahora, porque estábamos preocupados por las normas«.
-¿Serviría esta nueva Constitución para solucionar los conflictos históricos del pueblo mapuche con el Estado?
«Una Constitución marca una ruta. Ese diseño de ruta ha permitido que construyamos un camino. Ese camino tiene normas constitucionales que garantizan derechos y que se tienen que implementar a través de la legislación de los Parlamentos y del Gobierno. Por supuesto que va a resolver los problemas de violencia, de marginalidad y despojo de derechos que han afectado a los pueblos de Chile. Venimos de una Constitución neoliberal que reconoce al Estado como un Estado subsidiario, que dejó a empresas hacerse cargo de los problemas sociales y que terminó robándose todo.
Todo se comercializó. Se mercantilizó el derecho a la salud, a la educación, a las pensiones. Quienes ganaron fueron las empresas y nosotros sufrimos las consecuencias del sistema. Eso ya no va a ocurrir en esta nueva ruta, porque el Estado se define como un social democrático de derechos, plurinacional y ecológico. También se hace cargo de los problemas de la crisis climática, para establecer una nueva relación con la Madre Tierra y con las naciones originarias. Por supuesto que esta nueva Constitución da la posibilidad de apertura para resolver por la vía democrática e institucional los conflictos que afectan a la sociedad».
-¿Cómo ve el panorama del plebiscito? Múltiples encuestas ciudadanas dan por ganador al rechazo.
«Eso sólo refleja un sector de la sociedad a la cual entrevistan, a la que llevan a la televisión. Siempre son los mismos los que están en desacuerdo en realizar cambios. Eso es lo que refleja la encuesta. Pero nos hemos encontrado con los pueblos y con la gente y están felices. Por eso es importante informar. La gente que dice rechazar el nuevo texto ni siquiera sabe por qué va a rechazar. Hay que hablar con la verdad, y el documento la tiene. Ahora vamos a buscar los tiempos para hablar a la ciudadanía e informar. No nos habíamos dado tiempo hasta ahora, porque estábamos preocupados por las normas. Vienen otros y nuevos tiempos. La aprobación del proceso va a marcar el hito de cambio. Ya es irremediable, no podemos volver atrás. La constitución de Pinochet no da para más. Ahora hay otros planteamientos y otra políticas, otras necesidades que no considera la Constitución actual».
-¿Cómo califica la idea de rechazar para reformar?
«Eso no es real. No es lo que legalmente está instaurado. Lo que debemos hacer es aprobar o rechazar. El resto son solo opiniones de algunas personas».
«Siempre temí es que alguien se contagiara de Covid-19 y se lo llevara a la comunidad y causara estragos. Esa podría haber sido una noticia muy negra. Aparte de eso, lo de Rojas Vade fue muy oscuro a nivel colectivo».
-¿Cuál fue su día más negro en el año de trabajo constituyente?
«Lo que siempre temí es que alguien se contagiara de Covid-19 y se lo llevara a la comunidad y causara estragos. Esa podría haber sido una noticia muy negra. Aparte de eso, lo de Rojas Vade fue muy oscuro a nivel colectivo. Lo negro a nivel personal no lo sentí. Todos los días fueron difíciles, pero estoy entera».
-¿Le afectaron los ataques directos y por redes sociales?
«No. Yo soy estratégica. Esos fueron ataques racistas y tal vez ni siquiera eran contra mí, porque no he empuñado el arma contra nadie. Es frente a un pueblo».
-Solo resta la ceremonia de entrega el lunes 4 de julio para que la CC se disuelva. ¿Hará alguna celebración personal?
«Tenemos mucho que trabajar. Para nosotros nada ha acabado». Δ