«Rara vez un país tiene la oportunidad de exponer sus ideales como nación y redactar una nueva constitución para sí mismo. Casi nunca la crisis climática y ecológica juega un papel central. Es decir, hasta ahora…». Así comienza un reportaje recién publicado por el diario más prestigioso del mundo, The New York Times, que se fue al salar de Atacama para enfocar -desde la crisis del agua y el manejo del litio- una parte relevante, sino la que más, de los desafíos que tiene por delante la Convención Constitucional: el tema medioambiental.
Hasta ahora, sus integrantes, en diversos foros y declaraciones dentro y fuera del hemiciclo del ex Congreso, han dejado muy claro una visión casi unánime: el nuevo texto constitucional chileno será -además de paritario y con pueblos originarios incluidos- «verde»; es decir, se hará cargo del que quizá es el mayor desafío global de cara a lo que queda del siglo: el radical cambio climático que enfrenta la Tierra a causa de la intervención de la mano humana.
The New York Times contrapone la necesidad de redactar una Constitución «verde» frente a la realidad del norte del país, donde se vive una gran crisis hídrica y están algunos de los mayores depósitos de litio del mundo, entre ellos el de SQM.
The New York Times contrapone la declaración de intenciones de la Convención con la realidad del norte del país, donde están algunos de los mayores depósitos de litio del mundo, ese elemento químico de símbolo Li y número atómico 3, blando, de color blanco plata y que se oxida rápidamente en aire o agua.
Tal como expresa el medio de comunicación norteamericano, el litio «acecha en las aguas saladas debajo de este vasto y etéreo desierto junto a la Cordillera de los Andes» y es un componente esencial de las baterías, que son -por ejemplo para los automóviles- una de las alternativas que se vienen explorando en busca de reemplazo para los contaminantes combustibles fósiles que aún mueven la economía del mundo: ayer mismo los camioneros, quienes desplazan el 94% de los suministros que se mueven por Chile, reconocían que aportan el 11% de los gases invernadero del país.
En este contexto complejo, «la demanda y los precios de litio se disparan», afirma NYT. El texto es firmado por Somini Sengupta y entra en una de las grandes brechas que enfrenta el país (y los convencionales): la tensión entre la posibilidad de producir más versus el desgaste del modelo económico extractivista y sus consecuencias sobre los territorios: «Ha cobrado un costo ambiental demasiado alto y no ha logrado distribuir los beneficios a todos los ciudadanos, incluidos los pueblos indígenas».
Entre las fuentes citadas por NYT figura la convencional Cristina Dorador Ortiz, microbióloga que estudia las salinas y candidata a presidenta de la Convención para suceder a Elisa Loncon.
Estos últimos, por primera vez en la historia de Chile y gracias a la fórmula de los 17 escaños reservados que les aseguró presencia, tendrán una voz que puede ser determinante para el éxito de la labor de la CC.
Entre las fuentes citadas por NYT figura la convencional Cristina Dorador Ortiz, microbióloga que estudia las salinas y candidata a presidenta de la Convención para suceder a Elisa Loncon. El texto habla también de las zonas de sacrificio, que han estado entre los temas abordados por la comisión de Medio Ambiente y fueron parte de la agenda de visitas durante la salida del pleno a Biobío.
Respecto del litio, cita cómo tras la elección del presidente Gabriel Boric, «el precio de las acciones del mayor productor de litio del país, Sociedad Química y Minera de Chile, o SQM, cayó un 15 por ciento». Se trata de una empresa polémica debido a las Sociedades Cascada (ver recuadro). Es controlada por Julio Ponce Lerou, ex yerno de Augusto Pinochet, quien se hizo con la propiedad de la compañía a fines de la década de 1970 durante la etapa de la privatización de las empresas del Estado. También hace referencia al pueblo Lickanantay o Atacameño, que en la Convención es representado por Félix Galleguillos. Los lickanantay consideran al volcán Lascar, bajo cuya sombra está SQM, «el padre de todos los volcanes».
Se pone de relieve, asimismo, el papel (no) ecológico de la mina Escondida, el mayor productor mundial de cátodos y concentrados de cobre y de origen australiano: «Fue multada con 93 millones de dólares por extraer agua y causar lo que un tribunal chileno llamó daños irreparables«.