En una población de Chiguayante, comuna de Chile ubicada en la Provincia de Concepción, Rossana Loreto Vidal Hernández pasea por su oficina eligiendo libros para llevar a Santiago. Magíster en enfermería y abogada con un posgrado en bioética, forma parte de los 154 integrantes en ejercicio de la Convención Constituyente. Aún con un rostro y trayectoria desconocido en la política fue elegida en mayo de este año con la tercera mayoría (11.533 votos), para representar al distrito 20 en la elaboración de una nueva Constitución para el país.
Vidal termina los viernes en la tarde su labor en el ex Congreso y viaja a ver a su familia el fin de semana. Cada domingo deja su comunidad, su jardín, sus perros y a los parientes, para trabajar de forma presencial en el ex Congreso. Dice que no le gusta participar telemáticamente en la comisión Sistemas de Conocimiento ni en los Plenos. Para ella -y lo hace notar cada vez que interviene- lo fundamental es el diálogo. Se nota que a Loreto Vidal le gusta la comunicación. Se nota que ama expresarse, tanto que a veces pide excusas por si se pasa del tiempo asignado o advierte antes de empezar que esta vez sí va a hablar cortito. Ella dice que el “vínculo personal, la emocionalidad y todo eso que no se ve de las relaciones entre los convencionales” son lo suyo.
«Me defino como una mujer eminentemente dialógica. Creo que el diálogo es la herramienta que tenemos como seres humanos de contactar con el otro».
A los 55 años, Loreto Vidal fue elegida como independiente por La Lista del Pueblo, a la que renunció «por razones personales», como explicó en un punto de prensa, en julio pasado. Hoy se siente cumpliendo su rol social como constituyente. Antes lo hacía ejerciendo como directora ejecutiva de una ONG llamada Corporación Sempiterno, que ayuda a personas en situación de calle. Es reconocida por sus compañeros en el ex Congreso como una persona dialogante, que incluye una gran cuota de humanidad en los temas que trata y cada vez que puede interviene en las sesiones.
-¿Cómo definiría el tiempo que lleva trabajando en la Convención Constituyente?
«Con casi cinco meses siendo convencional siento que estoy haciendo una especie de doctorado en humanidad, porque he podido potenciar habilidades que tienen que ver con la tolerancia y el respeto. Me defino como una mujer eminentemente dialógica. Creo que el diálogo es la herramienta que tenemos como seres humanos de contactar con el otro. Estoy feliz de resaltar la emocionalidad, es lo que nos define como seres humanos. Hemos ido trabajando en esos sentires, desde el afecto, la emoción, aquello que como seres humanos debería caracterizarnos: la capacidad de tener empatía y tolerancia. Por eso es muy importante estar atentos sobre todo en este momento que es de contingencia política donde al final del día pareciera ser que todo vale y que todo vale lo mismo, y no es así».

-¿Qué la motivó entrar a la Constituyente?
«A los 55 años soy una agradecida de la vida. He tenido episodios que no han sido fáciles, pero haciendo suma y resta tengo que estar más agradecida que nadie. He tenido una buena vida y eso me obliga a devolver la mano a la gente a la que respeto, a la que ni siquiera conozco, pero que necesitan una voz que no va necesariamente a hacer esto una especie de guerrilla.
Tenemos que hacer humanidad en la Convención, es el desafío que tenemos. Renuncié a mi vida y a todo lo que amo: la docencia, la ONG donde trabajamos con grupos vulnerables, mi trabajo como abogada, mi contacto con la comunidad en la población a la que pertenezco. Lo dejé todo quieto para hacer mi trabajo como constituyente. Quiero salir como mejor persona después de esta vuelta porque estoy recogiendo relatos de las personas y eso seguramente me está haciendo ser un mejor ser humano».
«He tenido una buena vida y eso me obliga a devolver la mano a la gente a la que respeto, a la que ni siquiera conozco, pero que necesitan una voz que no va necesariamente a hacer esto una especie de guerrilla».
-¿Qué es lo que más extraña de su vida pre Constituyente?
«Valoro mucho la vida del hogar. Vivo en una población de Chiguayante, donde hacemos mucha vida en comunidad. Inclusive soy la más joven del pasaje. Es una población histórica, emblemática, que lleva más de 50 años aquí y tengo muchos adultos mayores vecinos con los que nos apoyamos y comunicamos mucho. Extraño esa cercanía y hacer lo que más me apasiona, que es el ejercicio de la docencia. Tuve que renunciar a eso. También amo los animales. Tengo una mascota chiquitita, que cada vez que llego es una locura. Extraño cosas cotidianas como mi jardín, porque cultivo orquídeas: tengo cuatro, que están en sintonía conmigo. Quizá es una locura pero siento que cada vez que me voy no crecen de la misma forma. Extraño lo cotidiano, pero sé que es una renuncia necesaria y sé por qué lo estoy haciendo».
-Alguna vez contó que escribe poesía…
«Sí, pues. Creo que los seres humanos siempre buscamos alguna forma expresar desde nuestras emociones, desde nuestras vivencias, lo que vamos sintiendo y eso a mí también me ayuda. Es una especie de terapia personal. Pero igual ejercito la escritura con los relatos de mis compañeros y ando siempre con una grabadora chiquita tomando testimoniales, porque espero poder aportar después con un texto pequeño o un libro que nos dé esa parte de humanidad que los medios no están potenciando».
“Existe una intencionalidad de quitarle valor a lo que estamos haciendo, lo que es justificado quizá considerando que dentro de nuestra convención existen compañeros que votaron rechazo«.
-¿Cómo evalúa el diagnóstico que existe en torno a una campaña de desprestigio de la CC en redes sociales e incluso desde algunos constituyentes?
“Me cuesta mucho visibilizar que exista una mala intención, pero no puedo mantenerme ingenua y no darme cuenta de que es una realidad. Existe una intencionalidad de quitarle valor a lo que estamos haciendo, lo que es justificado quizá considerando que dentro de nuestra convención existen compañeros que votaron rechazo. Ellos no tenían ninguna intención de que se cambiara la Constitución que hasta ahora nos rige y siguen con esa insistencia desde el día uno. Nos hace mal, porque no se ajusta a la realidad”.
-¿Era necesario discutir en el Pleno otra declaración en contra de la violencia?
“Tenemos que ser prudentes y eso guarda relación con hacer el trabajo que nos compete, pero no con fines mediáticos. Yo participé de la comisión transitoria de Ética y nos costó mucho ponernos de acuerdo sobre cómo íbamos a visibilizar la postura acerca de la violencia. Eso ya está plasmado en el reglamento y me parece que, cuando un grupo dice que la Convención debe pronunciarse de nuevo, tiene una intencionalidad de demostrar que existe un sector al que no le preocupa y a otro sí. Siento que es solo para visibilizarse mediáticamente y no deberíamos estar disponibles para eso. Y no es que uno no quiera pronunciarse, pero el punto es hasta cuándo vamos a seguir discutiendo el tema. Existe un sector de la derecha que cada vez que tiene oportunidad dice que no hemos avanzado nada. Pero si salen estos temas tenemos que gastar tiempo en ver cosas que ya están reguladas y reglamentadas».
«Trabajo con gente en situación de calle y te aseguro que mucha de la violencia que veo se produce porque existen brechas de inequidad en salud mental, alcoholismo, drogadicción, que te llevan a cometer esos delitos. Tenemos que trabajar en profundidad, más a largo plazo y sin discursos sensacionalistas. Eso es lo que me abruma a veces«.
-¿Corre peligro el éxito de la CC si el candidato presidencial de derecha sale electo?
“Siento que sí, y lo digo con transparencia absoluta. Cuando tenemos a un candidato ultra conservador que pone en la palestra temas como eliminar el Ministerio de la Mujer o trabajar por el rechazo bajo el pretexto de que esta Convención no está dando el ancho y no se ajusta a lo que el país necesita, es una complejidad. Aparecen propuestas como hacer una zanja para evitar las migraciones o atacar la violencia y potenciar la seguridad, pero sería mejor pensar en por qué hay tanta violencia, por qué hay tanta inseguridad en las calles.
Yo trabajo con gente en situación de calle y te aseguro que mucha de la violencia que veo se produce porque existen brechas de inequidad en salud mental, alcoholismo, drogadicción, que te llevan a cometer esos delitos. Tenemos que trabajar en profundidad, más a largo plazo y sin discursos sensacionalistas. Eso es lo que me abruma a veces. Esperaría que le diéramos valor a lo que históricamente hemos sufrido como país. Recordemos que decían ‘se le acabó el recreo a la delincuencia’, pero aquí estamos”.
«Esta es una oportunidad que no podemos perder. No tiene que ver con protagonismos o quien hace la mejor cuña, sino con el respeto que tenemos con la comunidad».
-¿Cómo vivió el capítulo de la supuesta fiesta de la última jornada de la semana territorial en Biobío?
“Me afectó mucho cuando salió esa noticia. Ese día viernes en la mañana me hicieron una entrevista en una radio local. Los periodistas me decían: ‘Para nosotros ha sido llamativo que todo lo que ha salido en la prensa es el trabajo que han hecho las Comisiones y no hubo ninguna polémica’. Yo les respondí que eso es lo que hacemos habitualmente y es lo que debería valorarse. Ya que no había nada que poner en la palestra para seguir golpeando a este órgano electo y sale esta cuestión tan absurda.
Esta es una oportunidad que no podemos perder, no tiene que ver con protagonismos o quien hace la mejor cuña, sino con el respeto que tenemos con la comunidad. Tal vez no soy una persona muy conocida, no tengo el micrófono siempre. No me entrevistan casi nunca, porque creo que la Convención debiera estar de alguna manera protegida por un manto de humildad, de tolerancia y respeto, y no por fuerzas políticas que al final del día quieren anular a un sector u otro».

-¿Cómo ha sido su día cotidiano como constituyente?
“El primer mes estuvimos todos viviendo en el hotel, mientras se definía el equipo de asignaciones. Ahora me ocupé de tener un departamento, pero no me queda cerca. Igual he hecho un esfuerzo consciente por estar presente. Viajo del viernes al domingo en el último vuelo, para poder hacer el trabajo que nos corresponde porque mucho de lo que hacemos tiene que ver con el vínculo personal, eso que no se ve en el pleno ni en las comisiones. Es un desgaste, porque cada vez que empieza a acercarse el momento de irme de mi casa mi familia me dice: ‘Ay que lata que te tienes que ir’. Yo digo: ‘Ya, pero esto lo hacemos porque queremos cambiar un país’. No hay posibilidad de lamentaciones”.
-¿A quién le gustaría ver como presidenta o presidente de la Convención en el siguiente turno?
“A mí, y ésa es la verdad. Me encantaría verme como presidenta, porque creo que puedo aportar mucho desde lo dialógico y sobre cómo deben hacerse los relatos. Es importante darnos cuenta de que no estamos en los tiempos de la competencia, sino que de la colaboración. Siendo honesta, y para que no te hagas esperanzas de que se cumpla ese sueño, sé que no va a pasar. No pertenezco a ninguna colectividad en la CC y para lograrlo se necesitan patrocinios. Si no, me encantaría ver a figuras como María Elisa Quinteros (D17). Ella es una diosa, un referente. Voto por ella sin dudar. Δ
“En este minuto estoy leyendo un libro bellísimo que se llama “Fuertes, Libres y Nómadas”, de la escritora Elsa Punset. He leído todo de ella. El momento antes de dormir es de leer, y ahí tengo que ser honesta: no leo nada de normas, leo mi libro”.
“Si te subes al vehículo donde estoy o si voy con audífonos, en 9 de 10 ocasiones estará sonando The Carpenters. Los escucho siempre y cuando necesito fortalecerme con la música pongo la canción ‘Top of the World’. Otra de mis canciones favoritas de la vida, que me ha acompañado 33 años, es la de Francisco Villa ‘El derecho a soñar’ (*)”
“He tenido cuatro mascotas: Rosa María, Lucas Rey y Fausto, que fueron mis tres mascotas históricas. Nos acompañaron por 17 años. Ahora tenemos a una perrita a la que le decimos Patrulla, porque cada vez que me iba a trabajar, ella andaba en los basureros recogiendo bolsas y dando vueltas por toda la población. Patrulla nos devolvió la alegría después de la partida de nuestras mascotas que nos acompañaron por casi dos décadas”.
(*) Francisco Villa nació en Santiago como hijo de profesores y su formación lo hizo tomar temprana conciencia de lo que sucedía en el país bajo dictadura. En 1985 empezó a circular por el ambiente de peñas y cafés orientados a la resistencia cultural. Su primer logro netamente artístico fue en el Festival Violeta Parra en 1987, y luego en el emblemático encuentro internacional «Chile Crea». La canción Mi derecho de soñar, citada por Loreto Vidal como una de sus favoritas, pertenece al álbum del mismo nombre, del año 2000.
Fuente: Música Popular.cl