Todos los días a partir del 7 de julio, a las 9 de la mañana, se abrían las puertas de la guardería dispuesta en el ex Congreso para asistir a los hijos de los convencionales, de los asesores y de los trabajadores. Desde el primer día ese espacio fue criticado, porque no cumplía con las necesidades básicas que exigía su propósito. Tras un mes en operaciones, cerró inesperadamente.
Después, la organización del trabajo en los Reglamentos de la Convención recogió los principales problemas asociados a la coordinación del rol de cuidador o cuidadora con el de convencional. Pero, a pesar de la voluntad y de los avances, los convencionales aseguran que la CC no ha sido un ejemplo de igualdad de condiciones.
«Es clave consagrar el trabajo doméstico como lo que es, trabajo. Y avanzar hacia un estado social en el que los cuidados estén en el centro y consagrarlos como derecho social». Damaris Abarca
Uno de los usuarios permanentes del servicio de guardería era Elián, de 4 años e hijo de la convencional Damaris Abarca (D15). Se quedaba ahí hasta la hora de almuerzo. En cuanto cesó el servicio, Abarca contrató una cuidadora personal para su hijo. Dice que se vio en la obligación de hacerlo y sabe que el “acceder a esa posibilidad» la hace privilegiada y que «no representa la realidad de las cuidadoras en el país”.

Abarca explica: “Trato de siempre desocuparme antes de hacerlo dormir, no agendar reuniones a las 21:00 horas y el fin de semana lo cuido para poder estar con él. Lo extraño mucho en la semana. Y él a mí, por cierto”.
Entre el 22 y el 26 de noviembre próximo la Convención se trasladará a la Región del Biobío para ejercer el principio de descentralización. Esa no será una única vez, ya que las Comisiones tendrán que sesionar constantemente en regiones distintas a la Metropolitana. Para ninguno de esos viajes están considerados asesores. Mucho menos personas que requieren del cuidado directo de los convencionales. Relata que solicitó ser acompañada por su hijo. La solución fue ofrecerle un asiento más en el avión que utilizarán para desplazarse. «¿Pero qué hago con él allá? No podría trabajar”, argumenta. Y está convencida de que las condiciones materiales no son las mismas para todos: “Los cuidadores siempre tenemos que esforzarnos el triple o el doble para solucionar todo. Se ve como un problema individual, pero no es así”.
“No hemos sido ejemplo. Ni en temas de cuidado personal, debido a las largas horas de trabajo, ni con nuestros hijes, por las nulas condiciones que existen para asistirlos. Tampoco en temas de protección laboral”, afirma, en referencia a los meses de sueldos impagos de los asesores. Para Abarca, los incumplimientos de la CC en brindar apoyo a los cuidadores refuerza la búsqueda de cambiar la situación a nivel constitucional: “Es clave consagrar el trabajo doméstico como lo que es, trabajo. Y avanzar hacia un estado social en el que los cuidados estén en el centro y consagrarlos como derecho social”.
Organizaciones de género han solicitado no reproducir durante la elaboración de la nueva Constitución las discriminaciones estructurales que excluyen a amplios sectores del país. Entre ellas están los cuidados.
Tammy Pustilnick profundizó en torno a la “problemática del cuidador/a” el pasado 20 de octubre, durante una de las sesiones destinadas a los discursos de apertura. “Ser cuidador tiene rostro de mujer, porque más del 97% de las personas que ejercemos el cuidado no remunerado en éste país somos nosotras”.La convencional Tammy Pustilnick (D20) compatibiliza la crianza de sus dos hijos, de 3 y 7 años, con el trabajo en la Convención. “He procurado que mi trabajo convencional no genere un impacto negativo en sus vidas y necesidades”, dice.
Abogada de profesión, comenta que en esa labor su marido ha desempeñado un rol clave: “Conjugamos el ser madre y padre de forma tal que la corresponsabilidad parental ha permitido poder llevar a cabo mis funciones y sesiono bastante de forma telemática desde Concepción, lo que me permite compatibilizar mejor mis roles actuales”.
Sus estadísticas no están erradas. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Uso de Tiempo (ENUT), que contempló a un 85% de la población nacional y fue publicada en 2016 por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el 97,3% de las mujeres realizan trabajo doméstico no remunerado en sus hogares.

La Fundación Sol dio a conocer en 2020 su estudio “No es amor, es trabajo no pagado”. En él se indica lo siguiente: “Del total de personas que se encuentran inactivas por tener que realizar quehaceres en el hogar, el 96,6% son mujeres y sólo un 3,4% son hombres”. Estas cifras tienen una razón clara, explicita el estudio: “Las mujeres, históricamente vinculadas a las labores domésticas y de cuidado en los hogares, son más propensas a estar ‘inactivas’ en el mundo del trabajo remunerado, por propiciar las labores al interior de los hogares”.
Para ONU-Mujeres, las claves para frenar esta clase de desigualdades son “el reconocimiento, la reducción y la redistribución de la carga de tiempo y trabajo que realizan las mujeres de manera no remunerada”. Para alcanzar este objetivo son necesarias varias cosas: políticas públicas y campañas para cambiar los estereotipos relativos al cuidado; el reconocimiento del trabajo doméstico y el cuidado como un bien público, y la inversión de servicios públicos de cuidado de personas dependientes.
«Una nueva Constitución trae la esperanza de que podamos reconocer la relevancia pública del trabajo no remunerado, indicando expresamente que es deber del Estado que las responsabilidades de cuidado sean compartidas». Tammy Pustilnick
Pero, a pesar de las iniciativas públicas, el presente chileno no muestra avances en la distribución equitativa del cuidado. Como referencia, la Corporación Humanas destaca en una publicación de su página web que, a pesar de que la Ley de posnatal parental cumple 10 años en octubre, sólo un 0,23% de los hombres lo ha usado.
Para parte del equipo constituyente, la nueva Constitución surge como un espacio propicio para establecer los cimientos de la corresponsabilidad. Pustilnick en su discurso: “Una nueva Constitución trae la esperanza de que podamos reconocer la relevancia pública del trabajo no remunerado, indicando expresamente que es deber del Estado que las responsabilidades de cuidado sean compartidas”.
El Reglamento General de la CC constató el interés de sus integrantes por no reproducir las discriminaciones estructurales en el caso de los cuidadores. En el documento la indicación de cuidados se aprobó sobre el funcionamiento de las jornadas de trabajo dentro de la CC. Se pretende tener en consideración la organización del tiempo de las y los convencionales que tienen personas a su cuidado. Para eso se espera que las citaciones a sesiones sean informadas con suficiente anticipación y que se cumplan los horarios de inicio y término dispuestos.

El pasado 8 de noviembre, la presidenta de la Elisa Loncon recibió a la Corporación Humanas, al Observatorio de Género y Equidad (OGE) y al Centro de Estudios de la Mujer. Las tres promueven la incorporación de contenidos de derechos humanos de las mujeres e igualdad de género. Entre los puntos discutidos estuvo este: “No reproducir durante la elaboración de la nueva Constitución las discriminaciones estructurales que excluyen a amplios sectores del país.”
Teresa Valdés, socióloga y coordinadora del OGE, indica que le entregaron a Loncon el documento “Hacia una Constitución Feminista: 15 puntos mínimos”, que trata la incorporación de los cuidados como derecho fundamental. Valdés consigna que la propuesta es la siguiente: “El Estado se obliga a proveer los medios para garantizar que este cuidado sea digno y realizado en condiciones de igualdad, estableciendo el mandato a la implementación de un sistema nacional e integral de cuidados y el deber de cuidar a quienes cuidan”. También, se habla de la necesidad de reformular el trabajo remunerado “en la dirección de hacerlo compatible con las labores de cuidados, para hombres y mujeres, promoviendo la corresponsabilidad. y el derecho al tiempo libre o al tiempo propio”. Δ
¿Y CÓMO ANDAMOS POR CASA?
Una iniciativa de Nada Sin Nosotras realiza el seguimiento y difusión de «Las posiciones públicas de los y las integrantes de la Convención Constitucional para evaluar la inclusión de contenidos relativos a derechos de las mujeres e igualdad de género en la nueva Constitución”. En una de las gráficas expuestas se revela que el 27% de los hombres y el 32% de las mujeres de la CC apoyan temáticas relativas al derecho al cuidado.
