Los convencionales no cuentan con las instalaciones y los protocolos de salud necesarios en este recinto, a pesar de que fue anunciado como sede permanente de la CC.
En la intersección de Huérfanos y San Martín, en pleno centro de Santiago, el Palacio Pereira luce imponente después de décadas de abandono. Fue construido con estilo neoclásico por el arquitecto francés Lucien Hénaut, entre
1872 y 1874, para ser la residencia del senador de la República Luis Pereira Cotapos, a quien hoy se le dedica una calle de la comuna de Ñuñoa. Ha sido sede del arzobispado de Santiago y de un Liceo de Niñas. Desde octubre de 1972 fue la casa del Frente de Estudiantes Revolucionarios y en 1981 fue declarado Monumento Histórico Nacional, aunque no sirvió para su conservación. Recién en 2011, en el primer gobierno de Sebastián Piñera, el Estado lo compró para intentar recuperarlo.
El proyecto fue desarrollado por Cecilia Puga, Paula Velasco y Alberto Moletto.
Diez años después, en enero de 2021, el Presidente Piñera presentó al Palacio Pereira como sede de la Convención Constituyente, al igual que el ex Congreso Nacional: el plenario se desarrollaría en la antigua sede parlamentaria y las oficinas de cada constituyente y salas de reuniones estarían en el Palacio, que es usado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y tiene su oficina la ministra
Consuelo Valdés. A principios de año, la ministra declaró que el Palacio sería la otra “sede regular de las comisiones y servicios de la Convención Constitucional”.
En la práctica, la historia ha sido distinta. El Palacio es una especie de «casa piloto» en que todo está lindo y arreglado, pero tiene poco uso.
Janis Meneses, constituyente por el distrito 6, explica que las instalaciones del Palacio Pereira no son adecuadas para el desarrollo de las sesiones de la Convención, pues no cuenta con las instalaciones para que estas reuniones sean transmitidas públicamente, ni con micrófonos y computadoras. Y explica que lo único que ha podido hacer ahí son juntas con sus compañeros del Movimiento Social Constituyente, pero solo un par de veces, porque no le alcanza el tiempo entre sesiones para trasladarse al Palacio. Por eso, muchas veces opta por los jardines o salas del ex Congreso.
Actualmente, los constituyentes no tienen oficinas propias en el Palacio, pero pueden realizar una solicitud para acceder a algunos espacios.
Manuela Royo, convencional por el distrito 23, cuenta: “El uso del Palacio Pereira es súper restringido, solamente vamos cuando no tenemos otro lugar, porque es difícil, no entran todos los asesores y asesoras, no hay aforo suficiente para el trabajo que tenemos que hacer”.
“El uso del Palacio Pereira es súper restringido, solamente vamos cuando no tenemos otro lugar».
Según
Marcela Cubillos, constituyente por el distrito 11, la entrega del edificio para la CC no solo fue un acto político-comunicacional, pues «el edificio está disponible para los convencionales». Pero, agrega, “como todos los espacios públicos, tiene el aforo según el plan paso a paso que se vaya siguiendo”, y que a pesar de esto, generalmente sobra espacio en el edificio.
Hay un aspecto crítico en la utilización del Palacio: los protocolos Covid.
Janis Meneses explica: «El aforo de las salas suele ser de 12 personas, aunque en algunas puede ser un poco más». Esto se transforma en un problema para el trabajo de Comisiones. Por ejemplo, la que integra Meneses (Reglamento) tiene 31 personas. Además, en el ex Congreso los convencionales cuentan con la toma de muestra PCR y entrega de mascarillas al inicio de la jornada, procedimientos que no se realizan en el Palacio. “Creo que su uso debería haber sido para el trabajo de las comisiones y lamento que no pueda ser así”, concluye Meneses.