En un eventual ránking de tensiones, recriminaciones y dureza, la sesión de ayer debe ser -por lejos- número uno. Porque se vivió con importantes dosis de crispación y también porque desveló un inmenso quiebre en el sector predominante en la Convención: la izquierda. Si el Pleno deliberativo 34, que debía empezar a sellar la suerte del segundo informe de Medio Ambiente y Modelo Económico, cerró su actividad muy pronto, a eso de las 19:00 horas, apenas ocho minutos después se oía en un enfurecido punto de prensa a la convencional Constanza San Juan (independiente y ecoconstituyente), celular en mano, pasar lista.
Enumeraba a colegas del Colectivo Socialista, los mismos que concurrieron con su voto (o su abstención) para contribuir a un gran desaguisado en ese Pleno: el informe volvió a la comisión para que sea reemplazado por completo, porque sólo cosechó 98 votos -menos de 2/3- en la deliberación general. Todo un fracaso que no sólo impacta en el territorio de los acuerdos que se han articulado entre grupos y partidos, sino que afecta también al apretado cronograma de la Convención.
Desde el mundo de la Coordinadora Plurinacional, que reúne a algunos los constituyentes que están más a la izquierda en la CC, paso algo similar. Acusando a los socialistas, convencionales de ese bloque afirmaban: «¡Cámbienle el nombre al partido! ¡Van a tener que dar una explicación! ¡Traidores! ¡Traidores!».
El asunto era que, antes de comenzar la votación y teóricamente, este informe sería -como viene siendo la tónica- aprobado en general para después ser rechazado en sus artículos. Pero esta vez la pantalla del hemiciclo mostró cómo nombres ligados al CS no habían prestado su voto para eso.

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En rigor, un rechazo completo ya había ocurrido antes. La semana anterior, el Pleno mandó a de regreso en general el tercer y último Informe de Sistemas de Justicia, pero no fue tan dramático. Los coordinadores de esa comisión, Vanessa Hoppe (Movimientos Sociales) y Christian Viera (Apruebo Dignidad + FA), asumieron el fracaso y prometieron mejorar.
Esta vez, sin embargo, fue inesperado. Los socialistas sorprendieron a sus socios políticos con este proceder. Mostraron, de paso, cuánto pesan sus votos en la articulación de centros de gravedad para ir logrando los 2/3 en el visado de las normas.
Se explica que era necesaria la aprobación general. Una razón para eso es política: entregar señales y garantías respecto a un cambio en el modelo económico y a la consagración del derecho al agua. La otra razón es más práctica: este informe contenía algunos de los temas de debate más polémicos y, al ser rechazado en general, Medio Ambiente tendrá sólo 15 días para reponerlo. Resulta que la fecha oficial del último pleno está fijada para el 15 de mayo: el tiempo está en los talones.
«Esto es absolutamente lamentable y es un revés a las confianzas que estaban depositadas en los acuerdos que este informe trae». Juan José Martin (INN), coordinador de la Comisión de Medio Ambiente.
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Para este informe se votó en Medio Ambiente -una comisión cargada de ecoconstituyentes- el comparado más grande visto hasta ahora: se deliberó en torno a más de 1.100 indicaciones. En él estaban tres de los cuatro bloques que la comisión está mandatada a definir.
Contenía normas que versaban sobre bienes comunes naturales, como el agua, los humedales, los glaciares, el espacio y la atmósfera. El modelo económico, que en términos particulares ha estado ausente de los debates plenarios, estaba definido por los estatutos de energía y el estatuto de los recursos minerales. Además, había un bloque de normas derivadas de la comisión de Derechos Fundamentales, que entregó parte de sus contenidos a otras comisiones. Con este rechazo, el Pleno no revisó ni uno solo de los 52 artículos propuestos.
La sesión partió a las 12:30. Durante la tarde ya rondaba la incertidumbre sobre un eventual rechazo, asunto que pudo empezar a preverse incluso por los críticos discursos previos. Se sabía que la mayor parte del articulado no dejaba satisfechos a muchos colectivos: había consenso en los distintos sectores sobre que era un mal informe. Pese a eso, la Mesa Directiva les transmitió a todos los colectivos que era importante votar a favor en general, para saltarse el proceso de reemplazo.

En los patios del ex Congreso se vio al vicepresidente Gaspar Domínguez (INN) hablando con distintas fuerzas, para advertir sobre las consecuencias de un rechazo general. Básicamente explicó que las alternativas que quedan para planificar otro Pleno son escasas y complejas. Reducir los días de trabajo de la Comisión de Armonización, a la que ya se le quitó una semana y quedó en tres. O bien tener sesión plenaria algún día sábado.
Se calculaba que alrededor del 80% del articulado volvería a la comisión. Fuad Chahín, (Colectivo del Apruebo) declaró: «Podría tener un tercio de los artículos y funcionaría mucho mejor de lo que se presentó ahora. Tiene un problema de diseño, artículos llenos de declaraciones, ambigüedades y conceptos que generan incerteza jurídica».
Respecto al problema del tiempo, Chahín declaró que la comisión no podía beneficiarse de su propia culpa al presentar un informe con tan poca vocación de 2/3: «No pueden pretender que, por haber hecho la pega deficiente, tenemos que aprobarles el informe», agregó el ex diputado de la DC.
«Podría tener un tercio de los artículos y funcionaría mucho mejor de lo que se presentó ahora. Tiene un problema de diseño, artículos llenos de declaraciones, ambigüedades y conceptos que generan incerteza jurídica». Fuad Chahín, sobre el informe
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Para la Coordinadora Plurinacional y convencionales de Movimientos Sociales este descalabro tiene un solo villano: el Colectivo Socialista. La coordinadora Camila Zárate (Pueblo Constituyente) declaró lamentar profundamente el resultado: «Que le hayan dado la espalda a la ciudadanía, a las comunidades, a la población y a los territorios que hace años estamos movilizándonos para lograr estas reivindicaciones». Zárate dijo que las intenciones de seguir negociando y creando amplios acuerdos se mantienen, pero espera que los socialistas «mediten lo que hicieron».

¿Qué hicieron los constituyentes del CS? Básicamente faltar a un acuerdo que ha estado sosteniendo transversalmente en las izquierdas durante los últimos plenos deliberativos: aprobar en general todos los informes para no perjudicar el cronograma general de la CC y no entorpecer los Plenos que quedan. Hasta ayer, por ejemplo, las votaciones en particular del Frente Amplio, que no se hizo parte de esta polémica, y el CS eran muy similares. Para este Pleno, el partido del presidente Gabriel Boric votó el informe como se estaba usando: aprobación en general y -se dijo- después se rechazarían artículos.
El coordinador Juan José Martin (INN) fue claro: «Esto es absolutamente lamentable y es un revés a las confianzas que estaban depositadas en los acuerdos que este informe trae. Por supuesto iba a ser más extenso, pues contiene tres de los cuatro bloques debe tratar, pero había confianzas depositadas en el espacio que no fueron cumplidas». Desde la Comisión aseguraron que hicieron un diálogo transversal, que incluso había normas que se redactaron para que los socialistas estuviesen conformes y contar con dichos votos: «No tenemos una explicación», dijo Zarate.
«Una decisión sabia del Pleno y representa una segunda oportunidad, ya que era evidente que se devolverían la mayoría de los artículos a la comisión». Pablo Toloza (UDI), integrante de la Comisión de Medio Ambiente.
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La derecha tiene dentro de Medio Ambiente a cuatro representantes. Uno de ellos es el economista Bernardo Fontaine (independiente por RN), el único especialista en una comisión que debe hacerse cargo del modelo económico. Fontaine fue uno de los voceros del sector para explicar por qué rechazaron. Fue directo al hablar de «la mala calidad técnica del informe, cosa que no sucede por primera vez».
Pablo Toloza (UDI), quien también es parte de Medio Ambiente, lamentó el rechazo del informe, por la cantidad de trabajo que significó. Sin embargo, concluyó que fue «una decisión sabia del Pleno y representa una segunda oportunidad, ya que era evidente que se devolverían la mayoría de los artículos a la comisión».
Nuevamente se acusó a la derecha de presentar muchas indicaciones para dilatar la votación y así influir en el rechazo en general del informe. Manuel Ossandón (RN) se defendió de ejecutar practicas dilatorias atacando: «La mayor práctica dilatoria es presentar mamarrachos de informe». Emplazó también a los convencionales que -según él- «funaron» a los socialistas sin recordar que las votaciones son públicas y son mostradas por la propia CC en tiempo real: «Lo que estamos viendo acá es un neofascismo de izquierda, donde se leen listados con nombres que votaron en contra. Es inaceptable que se amedrente la voluntad de los convencionales de representar a su gente». La derecha dejó en claro ayer que, desde su perspectiva, los acuerdos deberían ser mucho más amplios y no pretender apuntar sólo a los 2/3.

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En el centro del huracán de críticas, los socialistas se demoraron alrededor de una hora en salir del exCongreso una vez terminado el Pleno de ayer. Reunidos concordaron su versión en un punto de prensa conjunto. A eso de las 20:00 horas, el vicepresidente adjunto Tomás Laibe acusó en primer lugar el «matonaje»: «No vamos a aceptar que esa sea la forma de deliberación en esta Convención. En democracia las diferencias de opiniones se resuelven con argumentos y con ideas, no con amenazas».
«No vamos a aceptar que esa sea la forma de deliberación en esta convención, en democracia las diferencias de opiniones se resuelven con argumentos y con ideas, no con amenazas”. Tomás Laibe (CS) y vicepresidente adjunto
Laibe explicó que llamar a aprobar para rechazar buena parte del informe, como se ha estado haciendo, en este caso no les parecía la mejor estrategia: «Este rechazo le da dos oportunidades adicionales a la comisión para llegar con una nueva propuesta para el Pleno». Hubo, frente a eso, quien comentó que al rechazar en general el CS no tenía que pagar el costo de transparentar cuáles eran realmente los puntos en particular que los incomodan.
Según Laibe, existían diferencias de fondo respecto al articulado. Esas diferencias -dijo- eran ampliamente conocidas en la comisión y entre los colectivos: «No debería sorprenderle a nadie que este informe fuera rechazado». El Colectivo Socialista -se explicó- era crítico con el 80% o 90% del articulado y sólo tenía buena opinión para dos aspectos.
Uno era el inciso primero del artículo referido a agua y que era muy general: «Las aguas, en todos sus estados y fases, son esenciales para la vida, el ejercicio de los derechos humanos y de la Naturaleza». Algo parecido les pasaba con el de minería: «El Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de todas las minas y las sustancias minerales, metálicas, no metálicas, y los depósitos de sustancias fósiles e hidrocarburos existentes en el territorio nacional, sin perjuicio de la propiedad sobre los terrenos en que estuvieren situados». Todo lo demás -se dijo- provocaba diferencias en materias técnicas por redundancia -algunas cosas ya estaban consagradas- y en materias de fondo, como el sistema económico.
Laibe explicó: «El informe que se proponía no cumplía el estándar que nosotros necesitamos ofrecerle a Chile. Necesitamos ofrecerle una propuesta que concite la amplia mayoría social y política, que no genere dudas e incertezas, sino que entregue esperanza».
María Trinidad Castillo, quien es la única socialista en Medio Ambiente, ofreció un matiz: «En la comisión se arma un acuerdo y una pauta base sobre la que se trabaja, y después se propone a los colectivos. Nadie puede estar imponiéndole al otro que vote a favor cuando se identifican cosas a mejorar».
«Se llegan a acuerdos y después se llevan a los colectivos para bajarse y hacer defensas corporativas, y no solo viene del Colectivo Socialista». Alejandra Pérez (Coordinadora Plurinacional)

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La convencional Alejandra Pérez (Coordinadora Plurinacional) reconoce que las diferencias políticas y sobre distintas materias son legítimas y necesarias para el debate. Pero es crítica sobre ese modo de operar en el que «se llega a acuerdos y después se lleva a los colectivos a bajarse y hacer defensas corporativas». Pérez llegó a la CC desde los movimientos ciudadanos, que en general en contra de los métodos y el proceder de la política partidista. Añade que estos procedimientos «no solo vienen del Colectivo Socialista”.
La preocupación principal de la convencional, quien forma parte de la comisión de Sistema Político, es que lo que ocurrió ayer pueda afectar «los acuerdos que vienen y los que ya están». Su otra punto crítico está en modelo económico, que debe hacerse cargo de cómo financiar los cambios sociales que ya han sido consagrados en Plenos anteriores y están en el borrador constitucional: «Justamente era lo que venía en este informe. No me extrañaría que después de lo que pasó se trate de incluir a los privados dentro de estas normas». Δ
DISPAREN CONTRA EL CS
Ayer la sesión plenaria fue breve y por lo mismo todo terminó temprano en el ex Congreso. Pero no para la mayoría de los convencionales socialistas, que debieron esperar hasta entrada la noche para poder salir. El clima en su contra era bravo. Y no sólo dentro de la CC, sino que también en la calle. Desde Compañía se escuchaba a manifestantes vociferar: «¡Socialistas traidores!». Por lo mismo, optaron por retirarse por la salida de atrás, la que está por Morandé.
Durante los puntos de prensa, los ánimos se crisparon con intensidad, incluso contra la prensa que cubre la Convención. En medio de la ronda de preguntas, y mientras hablaba la coordinación, se escuchaba a distintos convencionales y asesores hablando fuera de micrófono. Repetían: «No cumplieron el acuerdo, no cumplieron el acuerdo». O recriminaban a los reporteros: «Eso es falso, de dónde sacaste eso».
En vez de pedir «el beso, el beso» a los convencionales Abarca y Orellana, quien es del CS, esta vez se gritaba: «¡Traición, Traición!». Entre los más jóvenes y menos expertos había sorpresa y enojo. Los más ponderados y expertos hacían una reflexión, que no por eso era demasiado favorable para los integrantes del colectivo: «Me gusta que esto pase, para que sepan que no hay que confiar en los socialistas».