La autodeterminación cultural y territorial de los pueblos originarios fue una de las banderas que llevó a Rosa Catrileo Arias a competir por un escaño en la Convención Constituyente. Abogada, mapuche y de 40 años, se incorporó al órgano y no solo pudo posicionarse como una figura destacada. También coordinó, junto a Ricardo Montero (CS), una de las comisiones más difíciles: Sistema Político.
El rol articulador de Catrileo se fue desarrollando en la CC y le permitió, entre otras cosas, tejer acuerdos clave para la propuesta de régimen legislativo y ejecutivo. El lado menos grato de ese trabajo, para ella, es que los consensos nunca fueron transversales y es uno de los hechos que hoy más lamenta del proceso: «Algunos grupos se quedaron voluntariamente fuera del trabajo común. Me habría gustado que hubieran participado más. Esa disposición al menos yo la tenía y esperaba lo mismo de vuelta», reflexiona.
Entre el grupo de escaños reservados con el que trabajó se la conoció por tener un sentido pragmático, que le permitió dialogar con colectivos diferentes. Pero esa misma cualidad se transformó en un defecto: produjo resistencias hacia ella en grupos más radicalizados, como la Coordinadora Plurinacional, desde donde recibió críticas, por ejemplo, por recibir en diciembre pasado y en su calidad de coordinadora de la Comisión de Sistema Político a la expresidenta Michelle Bachelet.
«Trabajaré de manera exclusiva por el apruebo, porque creo que esta propuesta viene a unir a Chile en su diversidad y también a generar propuestas y cimientos para que nos hagamos cargo de la realidad».
Hoy Rosa Catrileo no es más convencional constituyente, pero cuenta que su trabajo está muy lejos de haber terminado. Dedicará los próximos dos meses, el tiempo que resta para el plebiscito de salida del 4 de septiembre, a jornadas de campaña.
Si bien las vidas cotidianas de todos los integrantes de la Convención se vieron profundamente alteradas, Catrileo logró combinar su trabajo con las responsabilidades familiares. Para eso debió llevar a sus hijos al ex Congreso en varias oportunidades. El lunes 4 de julio, para el cierre, la acompañó su hija de 14 años, quien asistió vestida, igual que su madre, con indumentaria ancestral. Junto a una parte de su familia y todavía en el Salón de Honor, Rosa Catrileo dice: «Me voy con la frente en alto».
-¿Cuál es tu visión ante el cierre?
«Este proceso terminó luego de un año de trabajo muy complejo. Confío en que cumplí con las expectativas y con el mandato que la gente puso sobre mí. Me voy tranquila, pero también con mucha más responsabilidad de informar, de llegar a otros lugares donde están hace tanto tiempo esperando saber cuál es el contenido, el alcance de las propuestas y cómo va a cambiar este Chile. Fue un trabajo hecho contra viento y marea. Tuvimos barreras externas, porque varios grupos llegaron a torpedear el proceso. Pero pusimos todo el corazón y el trabajo para lograrlo. Llegamos muchas personas de distintos territorios, con diferentes profesiones. Aunque no nos conocíamos, nos unía la idea de trabajar por Chile».
-¿Cuál es tu agenda a partir de ahora?
«Ahora a descansar con mi familia un par de días y luego seguir trabajando. La tarea es informar, llegar a los lugares más recónditos del país, para que sea realmente factible que la ciudadanía vote informada. Esto es circular, se cierra un camino pero abrimos otro. Esta es una propuesta que puede cambiar nuestros destinos. Lo que viene son dos meses de arduo trabajo. Hay un compromiso con el país y con mi pueblo. Trabajaré de manera exclusiva por el apruebo porque creo que esta propuesta viene a unir a Chile en su diversidad y también a generar propuestas y cimientos para que nos hagamos cargo de la realidad y las necesidades de cada uno de los chilenos».
-¿Qué no te dejó conforme del proceso?
«Lamento que algunos grupos se quedaron voluntariamente fuera del trabajo común, me habría gustado que hubieran participado mucho más. Esa disposición al menos yo la tenía y esperaba también lo mismo de vuelta. Que se rechazaran cosas y que después se fueran para la casa es algo que lamento».
«Siempre se espera más. Pero no vinimos a quedarnos en nuestras trincheras, sino que a dialogar, a conversar. Es por eso que las propuestas no son sólo de los pueblos, sino que de todas las personas y colectivos que quisieron realizar concesiones».
-¿Cuál fue tu aporte personal en este trabajo?
«Traté de aportar con una mirada fresca, con una mirada distinta. Desde las regiones y desde los pueblos originarios. Me llevo mucho aprendizaje de los secretarios; de mi compañero de coordinación, Ricardo Montero, y de los compañeros convencionales con los que pude trabajar. Quedo conforme con el trabajo realizado. Siempre se espera más. Pero no vinimos a quedarnos en nuestras trincheras, sino que a dialogar, a conversar. Es por eso que las propuestas no son sólo de los pueblos sino que de todas las personas y colectivos que quisieron realizar concesiones». Δ