Luego de la elección de la mesa directiva de la Convención Constituyente, se confirmó que la política dentro del exCongreso se mueve de maneras distintas a lo acostumbrado. Dos independientes, María Elisa Quinteros y Gaspar Domínguez, lograron encabezar la mesa sin apoyos de los bloques políticos que, hasta ese momento, se consideraban imprescindibles para ocupar la presidencia y vicepresidencia: el Frente Amplio y el Partido Socialista. El resultado de la novena votación, que posicionó a Quinteros en la testera, demostró que las estrategias tradicionales de los partidos políticos no dan frutos en una institución como la CC.
En la novena y última votación, el FA se alineó con Beatriz Sánchez y el Colectivo Socialista con Agustín Squella, decisión que complicaba el camino de Quinteros. Inesperadamente, la PhD en salud pública contó con un voto caído del cielo del pastor evangélico e independiente RN Luciano Silva, que terminó por asegurarle el último de los 78 votos necesarios para alcanzar la presidencia. El FA y el Colectivo Socialista quedaron a un costado sin encontrar la adhesión a sus candidaturas. En cambio, los movimientos sociales e independientes lograron encontrar por su cuenta la llave que daría salida a una elección lejos de los conglomerados tradicionales que intervienen en la Convención.
Definida la presidencia, el FA y PS tuvieron que alinearse con la candidatura de Gaspar Domínguez y otorgarle la vicepresidencia con una amplia ventaja de 112 votos, aunque solo necesitaba 78.

Definida la presidencia, el FA y PS tuvieron que alinearse con la candidatura de Gaspar Domínguez y otorgarle la vicepresidencia con una amplia ventaja de 112 votos, aunque solo necesitaba 78. El resto de los colectivos independientes celebró la forma en que se gestó la elección de la presidencia, ya que lograron entregar con ella un mensaje: el FA y el Colectivo Socialista no tienen la sartén por el mango.
¿Qué pasó? Hicieron un movimiento en falso. Los dos partidos decidieron no apoyar a Quinteros en su primer intento de llegar a la presidencia, con la idea de que su nombre no generaría el consenso necesario en esa votación, para así en la siguiente negociar a el o la candidata de sus pactos a la vicepresidencia. Pero la estrategia no resultó. Quedó en evidencia que esas prácticas clásicas en la CC no están funcionando. Sí lo entendió bien Nuevo Trato, colectivo del Partido Comunista, que orientó las negociaciones hacia los movimientos sociales y consiguió instalar a Bárbara Sepúlveda (PC) en la vicepresidencia adjunta sin problemas.
“Hubo una desinteligencia en la primera votación porque pensábamos que cada colectivo iba a ir por separado y el acuerdo se posponía para la segunda votación”. Fernando Atria
Luego de que se definió la mesa directiva, miembros del FA como Daniel Stingo y Fernando Atria aseguraron «estar contentos” con la elección: “Es una mesa adecuada para los desafíos que se vienen por delante, que van a ser de mucha mediación comunicacional para explicarle al público lo que está pasando en la Convención”. Atria asumió el error de no entregar los votos a María Elisa Quinteros en primera instancia: “Hubo una desinteligencia en la primera votación, porque pensábamos que cada colectivo iba a ir por separado y el acuerdo se posponía para la segunda votación”.
Aún derrotados, aseguraron que desde el inicio de la jornada Quinteros era su candidata para presidir la mesa. Aquello -explicaron-estaba respaldado por el apoyo que le dieron en seis rondas de votaciones a la anterior candidata de Movimientos Sociales, Cristina Dorador. En esta pasada, lo que el FA y el Colectivo Socialista consiguieron fue encontrar los 25 patrocinios para asegurar un cupo en la mesa ampliada a Amaya Álvez (FA) y a Tomás Laibe (CS).
Lo que dejó fuera a Dorador
La científica y convencional por el D3 Cristina Dorador fue la primera en presentar su candidatura a la presidencia de la CC, el 22 de diciembre y en representación de Movimientos Sociales Constituyentes. La bióloga de la Universidad de Antofagasta ya ostentaba un cargo y un prestigio en la CC, como coordinadora de la Comisión de Sistemas de Conocimiento. Su perfil era el de una comunicadora, dialogante y representante del norte, con un compromiso fuerte con el medioambiente y la ecología. El respeto y la trayectoria que logró forjar en los primeros seis meses del proceso constituyente permitían proyectar que le sería natural alcanzar los 78 apoyos necesarios para llegar a la Mesa.

Algunos constituyentes -principalmente provenientes de escaños reservados- advirtieron que “su proyecto de presidir la mesa estaba escrito» y que «lo tomó como algo inamovible”. Ese proyecto venía de la mano de la representante del pueblo Mapuche, Rosa Catrileo, como la vicepresidenta: ese cargo no podía ser transado. Durante las negociaciones del martes 4 de enero Isabel Godoy, del pueblo Colla, comentó: “Conversó con todos y cuando ya no tenía más recursos fue con nosotros”.
Quince convencionales, entre ellos Godoy y otro postulante a la presidencia, Eric Chinga, pertenecen a la Coordinadora Plurinacional y Popular, grupo creado para “reivindicar las necesidades de los territorios y los pueblos originarios en la Convención”. Cuando Chinga alcanzó su peak, con 34 sufragios en la segunda votación, negociaron con Dorador apoyo a cambio de conseguir la vicepresidencia.
Pero Rosa Catrileo era inamovible. Para Godoy eso no correspondía. Dorador y Catrileo ya «ostentan cargos» en la coordinación de comisiones: «Tenían que dejar al menos un espacio para que otros pueblos ocuparan espacios de poder”. La cohesión entre la ex presidenta Elisa Loncon y Rosa Catrileo provocó incluso que Loncon intentara negociar con otros colectivos la posibilidad de obtener el puesto. Pero, a ojos de la Coordinadora Plurinacional, ambas representan el mismo ideario: habría sido solo una continuación del mismo esquema. “Dorador perdió por la tozudez de Rosa Catrileo. No tuvo la lectura de ver qué era lo que estaba trabando su triunfo”, añade Godoy.
“Vinimos a cambiar la política y la gobernanza. Ya tuvimos a una presidenta de pueblo mapuche y se tenía que abrir espacios a otros, como al diaguita, representado por Eric Chinga”. Isabel Godoy
El fracaso de Dorador en su camino a la presidencia no tiene -según Margarita Vargas, del pueblo kawésqar- nada que ver con sus competencias, prestigio o habilidades. “Venimos a cambiar la política y la gobernanza. Ya tuvimos a una presidenta de pueblo mapuche y se tenía que abrir espacios a otros, como al diaguita, representado por Eric Chinga”, afirma la convencional. “No quedarse pegados con los cargos y caer en las malas prácticas políticas era lo que queríamos evitar”, añade Vargas.
En una reunión sostenida por representantes de todos los colectivos realizada a las 4:00 de la madrugada del 5 de enero, María Elisa Quinteros conquistó los acuerdos necesarios. Quinteros puso sobre la mesa varios nombres para la vicepresidencia, incluyendo a Catrileo y a Chinga, pero sin empeñarse por alguno en particular. Su apertura al diálogo permitió no solo que la Coordinadora le cediera sus votos, sino también ganar en la novena votación, la primera después de la suspensión, tras ocho rondas fallidas, y la primera también después de que su nombre surgiera entre los patios del ex Congreso. Δ